La fiesta.

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8:00pm.
Casa de Jess.
-¿Jess, estás lista? –dice Josh desde fuera.
-Ya casi, baboso, espera. –me río y ella se sigue maquillando.
-Bien, me avisas. –sus pasos se alejan.
-Jess, ¿te puedo preguntar algo?
-Uju. –dice colocándose rímel con una cara graciosa.
-Daniel me dijo el por que me había prohibido venir. –deja de colocarse y me mira. –Supongo que sabes por donde voy. –suspira y baja la mirada. - ¿Es cierto? –asiente tristemente.
-Cuando el pueblo es pequeño, el infierno es más grande. –me mira. –No te diré que no me juzgues pero, sé por que lo hice, yo no quería hacerlo, me dolió mucho, solo…
-No llores, se te correrá el maquillaje y Josh te asesinará. –digo cómica y se ríe. –No te voy a juzgar ni nada, solo quería saber si era verdad. –asiente y sonrío. –No te preocupes, seguiré siendo tú amiga. –sonríe. –Ahora termina de arreglarte, yo iré a buscar algo que beber.
-Esta…bien. –dice con su cara graciosa, me río mientras bajo a la cocina. Entro y Josh está ahí.
-¿Jess aún no está lista? –dice Josh.
-Se está maquillando. –se queja y me río. –Creo que si la apresuras te asesinará.
-Yo la asesinaré a ella. –me río y tomo un vaso con agua.
-La iré a apresurar yo. –sonríe, doy un paso y escucho que dice.
-No pises ahí…-todo pasa rápido y me trato de sujetar de algo. Cuando abro los ojos Josh está encima de mí. - ¿Estás bien? –asiento. - ¿No te golpeaste?
-No, caí encima de algo. –miro y es su brazo. - ¿Estás bien tú? –sonríe.
-Estoy muy bien. –nos reímos. –Me alegra que estés bien.
-¿Qué sucedió?
-Pisaste el agua de la nevera y te resbalaste, me halaste e intente hacer que no nos golpeáramos con la mesa. –siento que mis mejillas arden.
-Lo siento, yo…
-Tranquila, debí decirte. –sonrío.
-Gracias.
-No hay de qué. –sonríe.
-¿Oigan, donde se metieron? –es Jess, nos levantamos y ella nos mira, luego sonríe y grita.
-No grites, loca. –dice Josh rojo, miro a otro lado sabiendo que debo estar roja igual.
-¿Y-ya nos vamos?
-Si, si, vamos. –Jess aún no deja de brincar y niego. Llegamos a un lugar llamado “El pool de Joe’s”, hay un guardia fuera del lugar del doble de Josh con los brazos cruzados y serio. Nos bajamos y nos acercamos.
-¿Es aquí?
-Si, te divertirás. –dice Jess feliz.
-Solo no le aceptes bebidas a más nadie que no sea Jess o yo. –dice Josh.
-Si, lo sé. –sonrío y el guardia nos pide nuestros nombres.
-Josh Port.
-Jessica Port.
-Brook Foster. –el guardia me mira curioso.
-Están en la lista. Entren. –dice sin dejar de mirarme. Entramos.
-Eso fue raro. –digo.
-Ellos son así. –dice Jessica tranquilamente. –No te preocupes, además Josh te cuida, ¿no es cierto, hermanote? –miro a Josh.
-Claro. –dice sonriendo y sonrío. El lugar es grande, hay varias mesas de pool, una cantina donde hay muchas personas, mesas, un escenario el cual está vacío y una rocola donde hay varios chicos reunidos.
-Josh, tú busca las bebidas, yo iré a buscar una mesa para que juguemos. –dice Jess y me agarra la mano.
-Está bien, no se pierdan.
-Okey. –Josh se va en dirección a la cantina, entra más gente y el lugar se llena más, por suerte Jessica me sostiene la mano, si no posiblemente nos hubiésemos perdido. Nos dirigimos a una de las mesas de pool y hay varios chicos jugando, fumando y bebiendo.
-Esta esta ocupada, Jess. –digo.
-Ya van a terminar. –se acerca y me hala.
-Hola, hermosas ¿desean algo? –dice uno con arrogancia. Por eso no quería venir a esta. Pienso.
-Queríamos saber si ya van a terminar. –dice Jess coquetamente. Él chico se acerca a ella.
-Depende.
-¿De qué?
-De lo que nos ofrezcan.
-Jess, vámonos a otra. –digo.
-¿Por qué tan apresurada, hermosa? –dice otro a un lado mío, lo miro seria.
-No te importa. –se ríe.
-¿Qué te parece si tú y yo vamos a un lugar más apartado y hablamos? –se acerca más.
-No. –Jess me suelta y la miro, está hablando muy cerca el otro sujeto.
-¿Qué dices, hermosa? –lo miro y retrocedo para que no me bese, me enojo.
-A ver idiota, ¿Qué demonios te sucede? –se para ya que estaba recostado y es el doble de mí.
-¿Qué tiene de malo? –se acerca de nuevo.
-¡Eres un idiota! –lo golpeo y la mano me duele, él retrocede agarrando su mandíbula.
-A ver perra…
-Cálmate, Mike, es solo una chica. –dice Dylan en medio. –Es mucho más pequeña que tú.
-Me golpeó, la muy…
-Dilo aquí cerca y borraré tu estúpida sonrisa. –digo enojada.
-Vamos a calmarnos, si Joe se entera que hay gente peleando nos vetara.
-Bien, vámonos. –dice y se van, me volteo y Jess no está.
-Genial. –digo.
-Que ruda. –me volteo y Dylan esta recostado a la mesa de pool. –Tuvo suerte de que te detuviera, si no lo destruías. –dice cómico.
-Buscaré a Jess, no tengo humor…-me sujeta y lo miro.
-Jess está con Greg, dudo mucho que quieras ir. –me da una mirada de “déjalos solos”.
-Bien, entonces Josh…
-Josh está con una amiga.
-¿Es en serio? –me cruzo de brazos y se ríe.
-Estoy yo.
-Si, me tendré que conformar contigo.
-Oye, eso duele. –me río. –No sabía que vendrías.
-Jess me dijo que viniera. –sonríe de lado. - ¿Viniste solo o con la oxigenada?
-Vine con ella.
-¿Y no deberías estar con ella? –se encoge de hombros.
-¿Para qué?
-Es tú novia, idiota. –se para frente a mí y coloca ambas manos a cada lado de mí apoyándose en la mesa, quedando cerca de mi cara.
-Terminamos, bonita.
-¿Por qué? –se encoge de hombros.
-Ella quiso terminar, no lo sé, puedes preguntarle. –se separa y agarra dos palos de pool.
-Pero…
-¿Sabes jugar, ángel? –lo miro cómica.
-¿Ahora fingirás que eres Patch? –se encoge de hombros y nos reímos. Me da un palo y lo miro mientras acomoda las bolas en la mesa. –Oye, Patch, no sé como se juega.
-Yo te enseño, ángel. –nos reímos de nuevo. –Ven acá. –me llama al borde de la mesa y coloca su palo a un lado. –Bien…-coloca sus manos en mis hombros y me voltea hacia la mesa. –Inclínate un poco y acomoda el palo entre tus dedos…-lo hago, pero no puedo.
-Es difícil.
-Te ayudo. –se coloca tras de mi y coloca sus manos encima de las mías, su boca cerca de oído. Muy cerca. –Ahora le apuntas a la blanca y la golpeas, ella se dirigirá a las otras. –me susurra al oído, una sensación extraña recorre mi cuerpo y hace que mi corazón se acelere. –Inténtalo.
-Bien. –lo hago y le doy, las bolas salen disparadas en todas las direcciones.
-Mi turno. –sonríe. Jess llega y nos mira, sonríe.
-¿Dónde está el idiota de mi hermano? –Dylan la mira.
-Con Kendra. –me mira y luego a Dylan.
-Esa infeliz. –miro a Dylan y sonríe. –Iré a buscar unos tragos.
-No demores. –dice Dylan y ella se va. –Tu turno, bonita.
3:50am.
Me siento mareada y cálida a la vez. Tomo un trago de cerveza y es mi turno, esta vez se meten dos, pero la blanca también.
-Te vuelves buena a medida que vas jugando. –dice Dylan cómico.
-¿Qué puedo decir? Aprendo rápido. –digo superiormente y se ríe. Un chico llega y le dice algo, él asiente y luego se va. Me mira.
-¿Qué?
-Nada. –digo y sonríe.
-Los hermanos Port se pasaron un poco con la bebida…
-Espera ¿qué?
-Si y ahora yo te llevaré.
-Está bien. –sonrío. Bien, no estoy borracha, cuento con mis sentidos.
4:30am.
Todo gira si miro rápidamente, la boca me sabe a nicotina y hay lagunas mentales que no logro recordar por más que me esfuerce. Esto significa que… estoy borracha. Sonrío.
-¿Todo bien, bonita? –me dice Dylan, asiento varias veces y se ríe.
-Estoy cansada. –digo sentándome en la mesa de pool.
-Oye, chica, muévete. –miro a un lado y un hombre está enojado.
-¿Quién eres tú?
-Yo me la llevo. –dice Dylan acercándose.
-Oye, idiota, ¿quién es él?
-Nadie. –me carga en su hombro. –Es mejor que vayamos para que duermas.
-No me quiero ir, me quiero quedar.
-Está bien. –sonrío.
5:15am.
Abro los ojos y estamos frente a la casa de Jessica.
-Despertaste. –dice cómico, se quita el casco y me doy cuenta que estamos en su motocicleta.
-¿Cómo llegué aquí?
-Fue fácil, además casi no pesas. –se ríe, me intento separar y no puedo.
-Oye…
-Calma, tuve que asegurarme que te asesinaras. –quita el cinturón que nos rodeaba y me bajo tambaleándome. –Cuidado.
-Me duele la cabeza y tengo frío.
-Ten. –se quita su chaqueta y me la da.
-¿Tú…? –se encoge de hombros y me la coloco. –Gracias.
-No agradezcas, bonita. –sonrío. –Deberías ir a dormir.
-Si, si, si, si…si. –se ríe. –Iré a eso. –comienzo a caminar.
-¿A dónde vas? –me detiene.
-A dormir. –cruzo mis brazos y niega riendo.
-Ven acá. –me hala, agarra los dos cascos y hace algo. –Vamos.
-Bueno, pero quiero ir a dormir.
-Vas a dormir.
-¿Ah si? ¿Por qué? –se ríe.
9:45 am.
Mi teléfono suena, lo busco con mi mano hasta que lo encuentro y atiendo.
Llamada entrante…
-¿Si?
-Brook, prometiste que me llamarías.
-Lo siento mamá, estuvimos hablando hasta tarde y me quedé dormida, lo siento…mucho.
-¿A qué hora se acostaron?
-No recuerdo, creo que a las 3am.
-Brook. –dice riendo.
-Le estaba contando como era Manhattan. –sonrío.
-Está bien, hija, sigue durmiendo, pero no vuelvas tan tarde.
-Está bien mamá, te amo.
-Yo te amo más, mi bebé. –tranco.
Me vuelvo a quedar dormida por la comodidad y seguridad de Scott que me abraza.

El idiota de la motocicletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora