◆Romeo.

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Tuve un mal día. Vi a Rose besando a Mike uno de mis mejores amigos y aunque hubiese querido, no reclamé nada ya que Mike nunca supo sobre mis sentimientos hacia Rose y ella no era mi novia. Al salir del establecimiento educativo decidí que no saludaría a nadie, comencé a caminar hacia mi casa mirando el suelo sin pensar en nada,  estaba angustiado y mis ojos lo expresaban todo, al llegar a una esquina la vecina del frente, July creo que es su nombre, me increpó con un par de preguntas, sonaba enojada, me limité a decir que me gustaba molestarla y seguí caminando pero torpemente tropecé con algo en el suelo y golpeé a July haciendo caer sus libros al suelo. Más tarde puse en un papel "Eres una enferma" y lo pegué en la ventana  esperé a que July lo observara ya que en cualquier momento iba a asomar sus hermosos ojos marrones (como lo hacía todos los días) y finalmente respondió con un gesto en sus manos, algo grosero,  sonreí.

   A las 16:47 golpearon la puerta de mi casa y cuando salí encontré a July llorando a mares, al preguntarle qué le sucedía ella me observó con sus ojos aguados por las lágrimas y me dijo que el señor Locaccio iba a hacer que sacaran a Philip porque ensuciaba su jardín y hacía que el vecindario no se luzca lo suficientemente según él, July me pedía que hable con mi padre para solucionar el problema.

- Voy a hablar con él - dije,  ella me miró. Dejé de resistirme a mi impulso y la abracé, olía a rosas.

- Pero papá,  por favor, puedes hacer algo, tienes el dinero para tratar de salvar su árbol. - supliqué.

- No sé qué te ha picado. Siempre hemos odiado a los Edwards ¿y ahora me vienes con que quieres salvar su árbol? No quiero oír más nada. - las palabras de mi padre fueron terminantes, no los ayudaría. Inmediatamente crucé la calle y toqué la puerta del señor Locaccio, estaba enojado, supliqué de rodillas, hice ofertas de pagar, de trabajar e incluso de cocinar para él, pero no hubo caso. El señor Locaccio ya había llamado a una grúa y venía directamente al hogar de July a quien decidí no darle noticias sobre el problema.

  Allí estaba la grúa, destrozando a Philip, hombres cortando sus raíces y más allá,  a la derecha estaba July, llorando a más no poder, abrazada a sus hermanos mellizos, realmente no entiendo por qué amaba ese árbol,  ya estaba demasiado viejo. July me miró,  lo hizo con ojos de odio, solo atiné a mirarla como si pidiese una disculpa con mi mirada, por alguna extraña razón me destrozaba el alma verla llorar de esa manera. Pobre July pensé, ella no tenía la culpa de los problemas que nuestros antepasados se traían entre manos y que futuramente afectaría nuestro estado emocional o incluso físico.

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