- Un café y dos jugos para la mesa seis. Aquí tienen, que los disfruten.
- Gracias, niñas digan gracias.
- Gracias - comentaron a coro.
Cuando Ross y sus hijas terminaron su refrigerio decidieron que era hora de irse, pagaron la cuenta y salieron del lugar, sin antes chocarse con una mujer rubia muy bonita que le pareció conocida a Ross.
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