Ya había pasado un mes y medio de la cena de aquel viernes, y en todo este tiempo, jamás le dirigí la palabra a Ross, él había hecho sus intentos por tratar de levantar mi ánimo, había tocado mil veces la puerta de mi casa, había pegado millones de carteles a su ventana, había intentado hablar conmigo en la escuela, preguntó a Stacey cómo me sentía y me había mandado notas en clases.
Era sábado y me había despertado a las 9:30 a.m. papá estaba en el jardín, juntando los huevos, puestos por Daisy, Milen, Loren y Lucia, nuestras gallinas.
- Decidí que hoy visitaré a Daniel, es su cumpleaños.
- ¿En serio papá? Jamás me habías hablado de él.
- Es porque jamás demostraste cierto interés.
-¿Puedo ir contigo?
- No lo sé Julie, tu tío es una persona difícil a causa de su enfermedad, no es fácil lidiar con él.
- Por favor papá, déjame acompañarte.
- Está bien, dile a tu madre que vendrás conmigo.
Durante el camino de ida papá y yo escuchamos un viejo disco que habíamos encontrado tenía algunas canciones infantiles y reímos todo el camino. Al llegar, papá tocó la puerta de la habitación de tío Daniel y él mismo atendió. Tenía puestos un par de anteojos cuadrados, un moño rojo, una camisa de mangas cortas amarilla a cuadros verdes, pantalones cortos verdes y zapatos negros.
-¡Martin! - gritó - Eres mi hermano favorito porque tú me llevas a tomar helados y vienes a verme en mis cumpleaños. ¿Quién es ella? - Daniel hablaba como un niño pequeño producto de su enfermedad.
- Daniel, ella es tu sobrina Julie.
- Ella es la niña de la foto, ¿jugará conmigo hoy? ¡Martin llévame a tomar un helado! ¡Quiero un helado de chocolate! - gritaba. Caminamos a la heladería, compramos los helados y nos quedaríamos a tomarlos allí. Estábamos charlando y a tío Daniel se le cayó su helado al piso.
- ¡MARTIN! ¡MI HELADO! ¡MI HELADO SE CAYÓ! ¡MARTIN MI HELADO YA NO ESTÁ! - Daniel estaba haciendo un berrinche, incluso ahora estaba en el suelo llorando, gritando y tratando de juntar el helado. Papá trataba de calmarlo.
- ¡Daniel, tranquilo! Julie traerá más helado. - tío Daniel no comprendía y seguía gritando y llorando hasta que vio el nuevo helado que traía en mis manos. Éste lo terminó sin problemas, volvimos a la granja nuevamente y tío Daniel estaba feliz con mi visita, desde aquel momento comprendí, que él ya no era un extraño para mí, era parte de mi familia y debía quererlo como tal. Me despedí de mi tío con un gran abrazo y volvimos con papá a casa. Cenamos y me encerré en mi habitación, estaba decidida a leer 'Romeo & Julieta' hasta quedarme dormida, pero no pude seguir luego de que Benvolio le da las noticias a Romeo de que Julieta había muerto, porque alguien estaba golpeando con piedras mi ventana. Al abrirla, allí estaba Ross.
- Ahora qué quieres Ross, es de media noche, mis padres te matarán.
- Quiero saber qué necesito hacer para que me perdones.
- Desaparecer.
Cerré mi ventana y me acosté a dormir. A la mañana siguiente al despertar, mamá estaba frente a la ventana. Observando algo.