Llegó el viernes que yo esperaba, el viernes que mamá había elegido para que los Edwards cenaran en casa.
-Es una cena elegante, así que quiero que se vistan para la ocasión y que se comporten, y Lucy, no avergüences a tu hermano, Robert cielo por favor no hagas comentarios desagradables y tú papá, trata de no dormirte y ser agradable como siempre - dijo mamá.
La cena estaba pactada para las 21:30, las 21:25 decía mi reloj y yo aún sin escoger una camisa presentable, al menos ya tenía el pantalón puesto. Aún sin camisa, miré por la ventana, Julie acababa de salir por la puerta y estaba hermosa, realmente muy hermosa, su cabello estaba suelto, una hermosa cadena de oro adornaba su cuello y su vestido era el que toda chica querría tener, dejaba ver sus hermosas piernas blancas y tenía un escaso maquillaje que realzaba sus ojos, los hacía brillar mucho más que como siempre lo hacían y sus labios tenían un escaso color rojo con brillo, estaba hermosa. Saludé pero ella me ignoró por completo.
Durante la cena, Julie no me dirigió ni siquiera la mirada, y yo no paraba de verla, ella era hermosa. Supuse que de veras estaba enojada. A la hora del postre mi hermana y los hermanos de Julie ya no estaban, nuestros padres y mi abuelo conversaban y Julie trataba de prestar atención.
- ¿Te aburres? - pregunté.
- Eso no te importa.
Fue la única vez en toda la noche que cuando le hablé ella respondió. Al despdirnos, me susurró al oído ciertas palabras:
-Te odio, odio que seas así, pero...- Julie no terminó su frase. Sus palabras me estremecieron.
Durante la noche no dormí, pensé y pensé qué era lo que Julie había querido decirme, pero nada venía a mi mente.