- Escucha Julie, tengo una cita, es un hombre, rico, lindo, caballeroso.
- ¿En serio? - dije bebiendo mi té. - Qué bien por ti. ¿Cuándo?
-En dos horas. ¿Puedo ir?
- ¿Por qué me pides permiso?
- Julie, apenas conoces la ciudad, estarás sola, además estás triste. Dime qué ocurre.
- Me llegó una foto de Mike y una rubia bonita.
- Seguro solo es una fan.
- Eso espero. ¿Y tú qué esperas? Ve a arreglarte.
Stacey ya había salido. ¿Qué lograba con ver esta película vieja? Busqué en mi bolso, algún dulce, pero en su lugar encontré una billetera negra que no me pertenecía, recordé lo que había en ella y decidí que era hora de regresarla. Quería conocer en persona al supuesto dueño de la misma. Fui a la dirección que el pequeño papel señalaba, era una casa gigante, sin duda Stacey tenía razón, el dueño probablemente era un empresario exitoso. Nadie atendió. Tomé mi agenda y en una hoja sin usar, escribí: "Tengo su billetera, espero encontrarme con usted en la cafetería del centro a las 19:00 hs. Cel: 555 -7563 - 6342"
Decidí tomar un café y leer, había adquirido un nuevo libro, muy interesante de una escritora argentina. Miré el reloj, las 18:59 "Es momento" pensé. Vi entrar a un hombre, como de mi edad, bien vestido, camisa cruda, jeans negros y zapatos. ¿No tenía frío? En su mano, una gran cazadora beige. Tenía grandes ojos azules, una hermosa sonrisa, escasa barba y buen cuerpo. Habló con un mesero y se dirigió a mi mesa.
- Señorita, disculpe que interrumpa su lectura, ¿usted encontró mi billetera? - lo miré a los ojos, y él sonrió. Marqué el libro en la página que había leído. - Ross - tendió su mano.
- Julianne. - la tomé. Saqué de mi bolso, aquella billetera de cuero negra y se la tendí. - Aquí está, no toqué nada.
- Si no le molesta, me gustaría tomar un café con usted, y permítame decirle lo hermosa que es.
- Gracias, puede sentarse.