Al despertar nuevamente, Julie no sabía qué había pasado y por qué estaba durmiendo en su sofá. Su mamá al verla despierta corrió a traer un vaso con agua fresca.
- Mamá ¿qué me pasó? - preguntó
- Nada hija, fue un simple desmayo, se te bajó la presión por la falta de vitaminas y nutrientes en tu cuerpo, será mejor que ahora cenes con nosotros cariño.
- Está bien...- su madre estaba por salir de la sala pero Julie la detuvo - Mamá...
- ¿Qué pasa hija?
- ¿Ross ha estado aquí?
- Sí, el vino al mediodía, luego de la escuela pero no quisiste hablar con él.
- No, no en ese momento, sino después cuando me desmayé, lo hice en el césped y creo que ustedes no estaban.
La señora Edwards empezó a susurrar.
- Te lo diré, pero tu papá no quiere que lo sepas.
- ¿Qué pasó mamá?
- Bueno, Ross estuvo ayudándote, cuando te desmayaste afuera él te trajo aquí, luego despertaste y comiste una manzana que él te dio y finalmente decidiste dormir. Ross te ayudó.
- Pero es un tonto, por su culpa Philip ya no está allí afuera, nunca voy a perdonarlo por eso.
Esa misma noche, Julie no despegó sus ojos de la ventana, podía ver como la habitación de Ross tenía las luces encendidas.
Al día siguiente en la escuela, Stacey la sorprendió en el receso para decirle que Ross estaba hablando con Spencer sobre ella y la dirigió hasta la biblioteca. Detrás de una estantería repleta de libros Julie y Stacey escuchaban la conversación.
- No debiste ayudarla, ella es parte de la familia enemiga y además su tío es un enfermo, y ya sabes que los frutos del mismo árbol son iguales...
Julie estaba mal, realmente muy mal. Lo que la había lastimado era ver cómo Ross se quedaba callado.
A la salida del colegio Ross trató de hablar con Julie pero ella se negó rotundamente, él la había lastimado por completo y ella ya estaba harta de tolerarlo.