◆Julieta.

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-Mira Stay, aquellos zapatos son preciosos, me encantan.

- Pues entonces, ¿qué esperas? ¡Cómpralos!

- Es que tengo hambre.

- Es ahora o nunca, yo iré apartando lugar en la cafetería, ¿un café?

- Cortado, con un muffin.

- Está bien. Mujeres. - protestó mi amiga.

    Nuestra estadía en Portugal estaba dando sus resultados: distraerme.

-¿Sabes? - dijo Stacey - Los padres solteros siempre me parecieron lindos, se encargan se sus hijos y cargan con el doble de trabajo. Es genial que hagan eso.

-¿Por qué lo dices? -

- Bueno, al entrar tropecé con un hombre que llevaba dos niñas hermosas.

-Deberías ir tras él,  probablemente te ahorrarías el trabajo de parto y las estrías que dejan los embarazos.

- Muy graciosa. Probablemente esté casado y solo salió a disfrutar con sus hijas, o bien su mujer es invisible y hace maldades con la gente.

- ¡Stacey!

- ¿Qué?  Todo es posible.

- Dos cafés cortados para las señoritas de la mesa seis y dos muffins con doble chispas de chocolate. - el mesero interrumpió.

- Muchas gracias.

         Nuestra parada en la cafetería nos hizo recordar qué bien la pasábamos de jóvenes y el increíble hecho de que sigamos unidas.

-El destino lo quiso así.

- Stacey, Stacey.

-¿Qué sucede?

-¿Y ésta billetera? No es mía.

-Tampoco mía.

-Debemos regresarla.

-Seguro es de una vaca que pasó por aquí. Toma el dinero y déjala.

- No puedo hacer eso. Debemos devolverla a su dueño,  seguro la necesita.

- Si la dejó aquí es porque es un millonario exitoso y no necesita dinero, ¿tiene tarjetas? Podríamos usarlas y malgastar el dinero.

-Dame eso. Veamos, no hay documentos, tampoco targetas, solo hay dinero y una pequeño papel que dice "Te amo papá" y más abajo la dirección del hogar, pero apenas puedo leer porque parece que está mal escrito por un niño.

- Guárdala y sigamos con lo nuestro,  ¿Ya tienes a las damas de honor? ¿Yo estoy entre ellas?

Quizás Romeo & JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora