¡Déjame tranquilo! ||Harry Potter Y Tu

CAPÍTULO CINCO

Ron y Hermione estuvieron buscando a Harry todo el día. Incluso consultaron a Dumbledore, pero nada.

Hasta que la castaña tuvo la genial idea de preguntarle a la chica cuyo corazón quedó vacío por causa del elegido.

—Em... ____... Tu...¿No has visto a Harry?

El instinto de _____ le dijo inmediatamente que algo andaba mal.

No sabía cómo explicarlo. No había razón para temer, y sin embargo sabía lo que tenía que hacer.

—Esperen aquí.

Sin pensarlo siquiera se dirigió a la sala de menesteres. Si lo que suponía era cierto, tendría que encontrar la forma de salir de Hogwarts y llegar a Malfoy Manor.

Ojos cerrados, y concentración es todo lo que se necesita,  a demás de dar tres vueltas, para entrar en la sala.

Pero tras abrir la puerta, se sorprendió ya que, en lugar de encontrarse en la mansión Malfoy, estaba en un espeso bosque en el que jamás había puesto un pie.

Aun así, sentía que estaba en el lugar correcto.

Avanzó por el único camino que había. Hacía frío,  y ella no traía encima más que un chal delgado y una polera de nylon.

El camino la llevo hasta un cruce. Allí había un letrero en el que se leía: Harry Potter.

Eso de inmediato la hizo sentir desconfiada. Era demasiado obvio.

Sabía que iba directo a una trampa, y aun así quería seguir, pero... ¿por que? ¿Por que arriesgar su vida por un chico que había hablado mal de ella?

Aún así, algo le hacía sentir la imperiosa necesidad de ir en su busca. Como si su alma estuviera ligada a la suya, y su muerte significará el final para ambos.

Avanzó con miedo. Muerta de miedo.

No había dado ni un par de pasos cuando se sintió subcionada por la tierra. Y entonces se vio en un túnel subterráneo,  rodeada de... ¿Que eran esos seres?

Parecían topos, pero también tenían cierta semejanza con los ornitorrincos... ¡Ya sabía! Eran Escarbatos.

Quiso acercarse a uno para acariciarlo, pero aquel no era un escarbato común.

Abrió su pico, dentro del cual se veían cientos de dientes, que parecían agujas.