CAPÍTULO OCHO

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Miró la casa detenidamente. Era... de dulce.

Si su padre no hubiera odiado contar cuentos (porque odiaba los libros) probablemente ella conocería el famoso cuento de Hansel y Gretel.

Pero aunque a su prima Dora si le gustaban los cuentos, ella solo conocía los del mundo mágico.

El asunto es que una casa de dulce no podría significar nada bueno.

Golpeó la puerta tres veces.

Una viejita muy mona le abrió.

—Em... disculpe... ¿A visto a mi amigo?

—¿Uno de gafas, ojos verdes y cicatriz? Vino aquí diciendo que se sentía culpable por romperle el corazón a una odiosa Hufflepuff.

Ella trago saliva.

—¿Sabe donde esta?

—Está comiendo galletas adentro. Si quieres puedes pasar.

Algo dudosa, entró. Pero se arrepintió enseguida.

Apenas estuvo dentro de la casa, la puerta se cerró.

—¡Por aquí, niña, por aquí!

Efectivamente, allí estaba Harry, atragantándose con galletas de chispitas.

—¿Harry?

—¿Por que viniste? Me haces sentir más culpable cuando te veo. Y la verdad me desagrada tu presencia. No debiste venir a buscarme, yo estoy muy bien aquí. Vuelve al castillo.

Ella arrugó los ojos.

—¿Seguro que estas bien? Normalmente eres mas amable— dijo quitándose el pendiente de la oreja izquierda.

Antes de que el chico pudiera contestar, le arrojó el pendiente, que tal como a los escarbatos, lo atravesó. Trató de hacer lo mismo con la casa, pero esta si era real. Y la anciana también.

«¿Que haría Harry? Un Expeliarmus probablemente ».

—¡Avada Kedavra!

—!Expeliarmus!— gritó.

Para su sorpresa la luz verde y la roja se conectaron, y su varita comenzó a temblar.

La anciana sabía lo que podía pasar, así que rompió la conexión.

—¿Por que no dejas de buscar a Harry? Él te trató mal.

—No es verdad—negó—. Él es tan amable que no fue capaz de decirme que le molestaba mi presencia sabiendo que eso heriría mis sentimientos. Él me salvo la vida y yo...

—¡Crucio!— gritó tomándola por sorpresa.

Aun cuando ya había soportado muchas veces aquella tortura, nunca podría acostumbrarse. Ese era un dolor que la traspasaba.

«Es por Harry, es por Harry».

Y así, pensando en el ojiverde, perdió el conocimiento. 

¡Déjame tranquilo! ||Harry Potter Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora