¡Déjame tranquilo! ||Harry Potter Y Tu

CAPÍTULO DIEZ

Narcisa no defendió a su hermana de las cuerdas que la sujetaban, pero tampoco permitió que los chicos llamarán al ministerio y la enviaran a Azkaban.

—Es mi sangre— había dicho.

Lo que si aceptó fue someterla al hechizo desmemorizador.

—No quiero hacer esto— suspiró—. Pero es lo mejor. Si le borro la memoria, dejará de arriesgarse. Solo tendré que tener cuidado de que no la vean fuera de casa, o podría volver a ser capturada.

La misma Narcisa realizó el obliviate, en presencia de los dos jóvenes.

—¿Más té?— ofreció Narcisa.

—¿No tienes café?— preguntó _____.

La señora Malfoy negó con la cabeza.

_______ miró por la ventana con resignación, y se sorprendió al ver el color del cielo.

—¡Por Newt! ¡Es tardisimo! Lo siento mucho, señora, pero tenemos que volver.

—No hay problema— dijo con una sonrisa—. Solo mandenle a Draco un beso de mi parte.

Salieron de Malfoy Manor cansados y adoloridos. Harry no había dicho ni una palabra desde que ella había llegado a la mansión.

—Gracias— musitó avergonzado.

—No tienes que darlas— contesto con una sonrisa. Aun así, le gustaba oír esas palabras de su boca.

—Si, si tengo— dijo firme—. Arriesgaste tu vida por mi y yo... bueno, no me hagas decirlo, ¿vale?

Ella soltó una risita.

—No se de que hablas. Tu no has hecho nada malo. Y no debes agradecer, ¿tengo que recordarte que tu me salvaste la vida? Estamos a mano. Pero no dudes avisarme si me necesitas. Se que soy medio idiota, pero también puedo resultar útil de vez en cuando.

Él le regaló una sonrisa tímida.

Subieron al autobús noctámbulo y, en un rato, se encontraron en Hogsmade. Tuvieron que caminar otro tanto para llegar a Hogwarts, donde fueron recibidos por un alegre Dumbledore y una nerviosa subdirectora.