¡Déjame tranquilo! ||Harry Potter Y Tu

CAPÍTULO CUATRO

«Harry, Ron y Hermione estaban cuchicheando en el gran comedor.

—Es insoportable—decía Harry—. No me deja sólo en ningún sitio. Es una suerte que aún no se haya levantado.

—No seas cruel. Es evidente que te admira y aprecia. Deberías sentirte alagado— lo regañó Hermione.

—¿Alagado? Si falta poco para que siga a Harry hasta a los baños— lo defendió el pelirojo».

____ se despertó sobresaltada.

Rápidamente se cambió el pijama por su uniforme de Hufflepuff y se dirigió al gran comedor.

Cuando vio a Harry, corrió hasta el aguantando las lágrimas. Su sensibilidad estaba a flor de piel.

Harry se sintió muy incómodo,  pero ya que ella estaba a punto de llorar, y como el era de naturaleza benévola, se dejó abrazar por la chica.

Cuando se hubo calmado, ____ se separó y lo miró.

—Lo siento, es que tuve una pesadilla. Eras tu, hablando mal de mi con Ron y Herms. Y bueno, me sentó algo mal.

Inmediatamente vio la culpabilidad en los ojos de Harry. Su semblante decayó.

—Oh, ya veo. De veras que te molesto. Lo siento, Harry, juro que no era mi intención.

La culpa desapareció de los ojos del chico dando lugar a un nuevo sentimiento: lástima. Y ella lo notó.

—No te sientas mal por mi. No sé si podría soportarlo.

Y sin decir más,  giró sobre sus talones y volteó la cabeza.

—Hasta pronto, Harry Potter. Cuídate.

Calmadamente se dirigió a la mesa de Hufflepuff, donde se sentó junto a Hannah Abott.

—¡Has herido sus sentimientos!— chilló Hermione—. ¿Es que no tienes corazón?

—No a sido eso lo que quería— se disculpó Harry.

—Sé que no, pero de todas formas.

—Por lo menos dejará de molestarte— dijo Ron—. Aunque debo admitir que me siento un poco mal.

—Me recuerda a mi de niña. Solo espero que a ella no la ataque ningún troll.

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Bellatrix Lestrange estaba interrogando a Severus con un método muy... particular.

Pero como él era muy buen oclumante...

Ella estaba segura de que ese hombre no le era leal al señor oscuro.

Así que tenia un plan... Un excelente plan que le haría ganar el respeto de su señor. Y, con un poco de suerte, su aprecio.

La primera parte, la más sencilla, era utilizar la maldición Imperius con algún profesor... que no fuera lo suficientemente fuerte para resistirla.

Y creyó ver su oportunidad en la profesora Trelawney.