MELISSA ROMANOFF || Peter Parker.© [PAUSADA]

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→Melissa.

El sol calentaba mi cabello en la banca donde estaba sentada. Me encontraba esperando a al chófer de Tony, Happy pero no llegaba.

Tomé riendas por mi parte y me encamine directo a la Torre.

Caminaba cautelosa, no me pasaría nada puesto que bueno, soy igual a mi madre. Di vuelta a una esquina y me adentre a un callejón. Observaba todo y cada parte, seguro era el típico callejón de asaltos y violaciones.

No me paso nada al salir, por suerte logre ver a Happy y me monté en el auto.

—Lo lamento Melissa se me hizo un poco tarde.– se disculpó cerrando mi puerta.

—No hay problema Happy.– me puse un auricular.— ¿Sabes donde esta mi mamá?

—Salió en una junta con el señor Rogers.– miró por el espejo retrovisor.—¿No le avisó?

—No, no es eso sí no que...– no me había avisado.— Creo que lo olvide. Ya sabes como soy de olvidadisa.

—Si.– no dijo más y siguió conduciendo hasta la Torre.

Al entrar sólo estaba Wanda y Vision, los saludé normal y me fui a mi cuarto. Cerré la puerta con el pie y me tumbe en la cama boca-abajo. ¿Esta es la vida que lleva una futura Vengadora?

—Meli.– el tío Clint tocaba a la puerta.—Melissa, Visión dijo que ya llegaste. Voy a pasar.

Me vio recostada en la cama con un poco de lágrimas en los ojos.

—¿Qué sucede pequeña?– se acercó y acarició mi cabello.— ¿No te aviso de nuevo?

—No.– me seque la lágrima antes de que callera.— No me dijo ni con quien iba.

—Entiende que sólo trata de protegerte.– me senté y él al lado de mi.— No quiere que te pase nada.

—Pero no debe actuar como si yo no fuera parte de su agenda. Además, ¿Y si le sucede algo?

—Eres lo más importante sólo que quizá no era tan importante como para avisarte. ¿Enserio Meli? Es Natasha Romanoff.

—Ojalá y... tienes razón.– me voltie esperando a que se marchase.

—Baja a comer.– escuché que se acercó a la entrada.— Te espero en el comedor. No tardes.– y cerró la puerta.

Me quede viendo un poco más el techo de mi habitación.

Mi preocupación siempre gana.

•••

En la madrugada me hallaba en el balcón de la Torre. Las luces de la gran ciudad me parecían de lo más hermosas, el silencio que las acompañaba era relajante.