4.- A veces es mejor estar muerto

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Morrigan no sale de su escondite cuando la llamo. Ya di dos vueltas por la casa y no hay rastro alguno de donde pueda estar Han. Quería llevarla conmigo o al menos ponerla en su jaula para que no salga, pero no puedo perder más el tiempo. Dejo cerrado y corro hasta las casas. No es una ciudad muy grande, y tampoco es muy tarde. No le siento por ningún lado, ni siquiera en los videojuegos donde estaba la otra vez. ¿Dónde se puede meter en un lugar tan pequeño? Nos gustan casi las mismas cosas y el único lugar no puedo revisar a fondo es en el cine. Supongo que a Han le gustan los lugares oscuros y tenebrosos como una sala de cine o un...

¡Pero qué tonto!

Me doy la vuelta y sigo por la calle principal. No puedo creer que no lo pensara antes, y si no tuviera prisa me hubiera dado un buen regaño mental a mí mismo. Bien, solo estaba pensando como siempre, si hubiera sido más listo me hubiera preguntado ¿En qué lugar puedo encontrar a un nigromante?

En el cementerio, por supuesto.

El cementerio está cerrado, hay un guardia humano viejo y dormido en una pequeña casa de madera tras la reja. Si no hubiera estado con ellos cuando fuimos a aquel otro cementerio nunca se me ocurriría entrar. Esta vez no busco un lugar por donde saltar, no tengo que ocultar mi magia así que solo me hago aparecer dentro. El cementerio es más grande de lo que esperaría de un lugar pequeño.

— ¡Ione!— Han aparece de la nada entre dos tumbas, admito que casi me hace gritar de la sorpresa.

— ¿Qué no Kiran te dijo que te quedaras en la casa?

— no me dijo eso. Sabía que ibas a venir, aquí hay muchos espíritus y me lo dijeron.

— ¿Ya puedes entenderlos?

— Si— parece muy emocionado con eso— les doy órdenes también y obedecen. Ahora les he dicho que se callen porque estaba esperando a que llegaras. Lo que no he hecho es crear zombis ahora, Kiran dijo que llamaría la atención del parlamento.

— ah, sí. Todos están paranoicos allá. Es peor que antes.

— Umm— le veo agacharse de nuevo.

— ¿Qué haces? Venir a un cementerio es algo extraño.

— ¡No lo es!— ah, claro... creo que para los nigromantes debe ser normal— estoy buscando ingredientes para las pócimas. Tengo muy pocas cosas desde que salimos... debo tener todo de nuevo. Y muchos ingredientes los encuentro en el cementerio.

— eso no me sorprende ¿Te ayudo a recoger algo?

— Recoge las flores azules que están allá— levanta la mano para señalar, y las yerbas que tiene en las manos salpican lodo en mi camisa blanca. Nos quedamos mirando la mancha, Han comienza a reírse, primero bajito y luego más fuerte, me hace reír también.

— Van a descubrirnos— Le digo, aunque ya he hecho una ilusión para que no nos vean.

— es que... lo primero que aprendí de Hadrien es que la ropa blanca y los nigromantes no deben combinarse.

— no soy un nigromante, no sabía eso. Iré por las flores entonces ¿Cuántas necesitas?

— Todas las que puedas— la vez anterior que estuve en un cementerio pensé que la suciedad era porque había llovido y había lodo por todos lados, pero veo que no es así y entiendo lo que me dijo Han: mi camisa tiene tantas manchas que ya no sé qué es cada una— ¡No las deshojes así!

— lo siento ¿Qué más necesitas?

— no creo que encuentre cicuta o arsénico aquí... ¿podrías ayudarme a atrapar un murciélago?

Crónicas de un aprendiz de nigromante (Crónicas #4)Where stories live. Discover now