Hasta que la muerte...[Finalizada]

XXII:

-Shika...- susurró ella, volteándose en la cama, al oído del moreno que dormía de espaldas a su lado
-Shikamaru...- insistió una segunda vez palmeándole el hombro. Su voz comenzaba a sonar entre irritada y desesperada.

Sin embargo, él no despertó. No se movió, ni siquiera se inmutó. Simplemente se limitó a murmurar entre sueños.

Pero Ino no podía esperar, el dolor comenzaba a hacerse insoportable y la chica comenzaba a sentirse presa de la desesperación.

-¡Shikamaru, estoy húmeda!- chilló. Él se volteó lentamente a verla, sus ojos entrecerrados por el aún estado de soñolencia, sus cabellos revueltos.

-Mujer problemática...- suspiró, sin haber comprendido ninguna de las palabras de ella. Entonces un grito lo despertó, la muchacha a su lado estaba gimiendo por lo que preocupado se incorporó -¡Ino! ¿Qué sucede?-

-¡Idiota, te estoy diciendo que estoy húmeda!- una nueva sensación de dolor la invadió -¡Aaahh!-

-Ino, creo que eso significa que rompiste fuente- la rubia negó fervientemente. Aferrando su voluminoso vientre con todas sus fuerzas.

-¡No puede ser, Shikamaru!- gritó, sintiendo una nueva contracción en su bajo vientre -Dijeron 15 de junio ¡Hoy es 30 de Mayo!-

El moreno se encogió de hombros, una débil sonrisa en sus labios
-Impaciente como su madre- susurró
-eso lo sacó de ti-

Sin embargo la única respuesta que recibió fue un fuerte golpe en la cabeza, forzándole a reaccionar. Así, el moreno salió de un salto de la cama y comenzando a vestirse le indicó a ella que se preparara. Y así lo hizo, torpemente tomó una gruesa bata que tenía cerca por si aquella situación llegaba a ocurrir, pasó los brazos por las mangas, la subió hasta sus hombros y la amarró justo debajo del busto. Gimiendo y jadeando a cada segundo.

-¿Estás bien?- murmuró, tomándola del brazo. Ella se aferró con todas sus fuerzas a él.

-¡¿Te parece que estoy bien?!- bramó, sus facciones crispándose en una expresión de dolor con cada contracción -¡No estoy bien, Shikamaru! ¡Duele y mucho!-

-Mujer problemática...- refunfuñó él en respuesta, alzando a la rubia con cierta dificultad e inmediatamente comenzando a correr hacia el hospital. Quejándose todo el trayecto sobre lo problemático de tener hijos mientras Ino continuaba gimiendo y gritando de dolor, retorciéndose en sus brazos.

-¡Quédate quieta! ¿Quieres?- se quejó apesadumbrado el hombre.

-¡¿Cómo esperas que me quede quieta, Shikamaru?! ¡Esto es tú culpa! ¡Tú querías esto! ¡¿Recuerdas?! ¡Aaahh!  No te quejes ahora...-

Ignorando los gritos furiosos de su esposa continuó trasladándose rápida y hábilmente a través de Konoha en dirección al hospital, Ino chillando y bramando de dolor y maldiciendo a diestra y siniestra, durante todo el trayecto. Hasta que finalmente llegaron, ambos jadeando. Ella de dolor y él de cansancio. Inmediatamente la mujer que se encontraba en la recepción se apresuró a ellos, con expresión de preocupación.

-¡¿Qué sucede?!- preguntó, agachándose frente a la rubia y el chico. Ino furiosa la agarró fuertemente por la muñeca, provocándole dolor.

Ino cerró un segundo los ojos para permitirse sentir las reacciones de su propio cuerpo. Sintiendo, con cada vez más frecuencia, su vientre tensarse con el dolor de una nueva puntada. Su corazón latiendo errático contra su pecho, el frío sudor descendiéndole por la frente y cuello. Podía sentir que el momento estaba cerca, lo sabía. Se sentía inquieta. Y, aún así, la mano del Nara sobre la suya la tranquilizaban... de alguna forma.