Capítulo V: Hijos

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Parpadeó un par de veces antes de comprender en donde se encontraba, todo lo que sus ojos atisbaban era blanco a su alrededor. En el techo y en las paredes, el pulcro color de su habitación. De la de él e Ino. Cubriendo su cuerpo la colcha color púrpura oscuro que Ino había elegido unos meses atrás.

-¿Ino?- la llamó entonces girándose entre las sábanas en busca de la calidez de un cuerpo junto a él, sin embargo no estaba. A su lado no había nadie -Mujer problemática... pareciera que tiene energía ilimitada-

Incorporándose lentamente deslizó sus piernas fuera de la cama hasta sentarse al borde del colchón, pesadamente se puso de pié y rebuscando entre sus cajones por ropa comenzó a vestirse, sintiendo entonces por primera vez el aroma agradable que se filtraba al interior de la habitación. Ino debía estar cocinando el desayuno.

Con una leve sonrisa subió, por último, el cierre de su chaleco y saliendo de la habitación bajó intentando ser lo más sigiloso posible las escaleras hacia la cocina.

Allí estaba ella, de espaldas a la puerta con el cuerpo levemente inclinado sobre la hornalla en la que se encontraba la tetera con el agua hirviendo para el té. Su larga cabellera caía en cascada por sus hombros y espalda, sus largas hebras doradas danzaban gentilmente con la suave casi imperceptible brisa que entraba desde la ventana dándole al ambiente, y sobre todo a Ino, una imagen de serenidad absoluta.

Cuidadosamente se escabulló en el interior y dando pasos silenciosos se ubicó detrás de ella, inclinándose para tomarla cuidadosamente por la cintura mientras enterraba su rostro en el cuello de la joven, permitiéndose sentir el agradable aroma floral que solía desprender su cabello.

-Buenos días- susurró, Ino siendo tomada desprevenida dio un respingo.

-¡Shikamaru!- el moreno sonrió contra la piel de ella, rozando cautamente sus labios contra su nuca.

-Ajá-

-¡Me asustaste! No te sentí...-
bufó -¿Qué dice eso de mis habilidades shinobi?- el chico rió, dejándola ir.

-Sólo que eres distraída pero eso ya lo sabía desde hace bastantes años-

En respuesta Ino frunció el ceño y apartándolo de un leve empujón se dispuso una vez más a terminar el desayuno.

Shikamaru, por su parte, puso los ojos en blanco y caminando hasta su silla habitual tomó asiento. No sin antes comentar.

-Mujer problemática...-

-¡Toma!- refunfuñó ella entregándole la taza de té y sentándose a su lado, aún con la postura rígida y los brazos cruzados sobre su pecho. Sin embargo la sonrisa en los labios del moreno no se borraba, haciendo que Ino se sintiera aún más molesta -Y bórrate esa estúpida sonrisa de la cara, tienes que ir de tu madre a ayudarla con las medicinas de las astas de los nuevos ciervos-

Como ella previó, los labios de él se curvaron levemente hacia abajo en una clara muestra de fastidio.

-¿Tengo que hacerlo?- en respuesta ella le dio un golpe seco en la nuca con la palma de la mano.

-Por supuesto que sí, son tareas de tu clan y como líder del mismo debes cumplirlo, además se lo prometiste a tu madre- el joven asintió.

Hasta que la muerte...[Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora