XIV: El momento

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Otro día había llegado y una vez más estaba sola, aunque desde la visita de Sakura hacía cinco días atrás ya no se sentía tan desolada. Inclusive había ido a visitar a sus padres hacía ya tres días y hoy había decidido visitar a Chouji. Pues lo extrañaba, y hacía mucho que no hablaban.

Lentamente se incorporó, apartando las sábanas de su cuerpo, y de un pequeño saltito salió de la cama. Dirigiéndose al cuarto de baño a darse una pequeña ducha. En el camino, tomó sus ropas y un par de toallas las cuales apiló en un estante dentro y tras desenredar su cabello comenzó a desnudarse. Sin apuro alguno. Hasta que estuvo totalmente expuesta y con el agua a temperatura ideal.

Deslizándose al interior suspiró cuando la calidez de las gotas chocaron contra la desnuda piel de sus hombros y comenzaron a resbalar por su cuerpo, desdibujando su silueta.

Sé que volverá. Pensaba cada día al despertar, Ino mantenía la fe viva a pesar de todo. Siempre lo había hecho y siempre lo haría, aunque ser optimista quizá no fuera lo mejor en una situación como en la que se encontraba. De todas formas no importaba, aún las cosas resultaran mal y ante la mera idea sintió su estómago revolverse y contorsionarse no se arrepentiría de haberlo esperado. En absoluto.

Tras enjuagar todo su cuerpo, giró el grifo hasta cerrarlo, y estirándose tomó una de las toallas que tenía preparada junto a la ducha. La envolvió alrededor de su cuerpo y tomando la otra la enroscó en su cabello. Saliendo cuidadosamente de la ducha para no resbalar. Ciertamente se sentía renovada, el agua caliente siempre había tenido ese efecto en ella.

Rápidamente se vistió y tras estar lista corrió escaleras abajo, tomó una manzana para desayunar en el camino (pues últimamente no tenía mucho apetito) y agarrando sus llaves salió a las calles. Resintiendo inmediatamente la luz del sol contra su rostro. El día era perfecto, ni una nube impregnaba el cielo tan inmenso y azul como siempre. Aunque para Ino se veía más pálido de lo habitual, aunque probablemente por no poder contemplar el firmamento con él. Y es que mirar el cielo le recordaba siempre a Shikamaru.
Así que ignorando la sensación de vacío en su interior comenzó a caminar hacia la casa de Chouji, la cual no se encontraba demasiado lejos de la suya.

-¡Chouji!- gritó al ver, a medida que se aproximaba a su casa, que su robusto amigo se encontraba en la puerta. Junto con una muchacha que Ino no conocía. Seguramente es Karui. Pensó feliz. Por fin la conoceré.

-¡Ino!- exclamó el castaño mirando algo sonrojado a la mujer junto a él y a su amiga -Que sorpresa...-

La rubia se acercó hasta quedar frente a ellos y saludó amablemente.

-No interrumpo ni molesto ¿Verdad?-preguntó, aunque realmente no esperando una negativa.

-Eh... No, claro- entonces el Akimichi se giró a la joven junto a él, e Ino aprovechó para observarla con discreción. No era extremadamente delgada, aunque no era robusta tampoco. De largos cabellos rojos lisos que caían delicadamente sobre sus hombros. Su piel bronceada y sus ojos de un amarillos claro. Largas pestañas y rasgos finos, ciertamente era bonita y llamativa. Ino sonrió para sí, y ella que pensó que Chouji nunca conseguiría novia.

-Ino, ésta es Karui- señaló el Akimichi volviéndose tras hablar a la castaña
-ella es Ino-

-Hola- Dijo hostilmente, ciertamente no parecía la mujer más simpatica del mundo pero si su amigo era feliz, estaba bien -Es un gusto conocerte, Chouji me habló tanto de ustedes...- a sonrisa de Ino se ensanchó aún más, orgullosa.

Hasta que la muerte...[Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora