XIII: Compromiso

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Pareciera que hubiera transcurrido una eternidad desde la última vez que había sabido de él, desde que había recibido su última carta, su último vestigio de esperanza, aunque verdaderamente sólo hubieran pasado 48 horas. Dos días, nada más. Esa era la cantidad de tiempo que había permanecido relativamente calmada, sabiendo que aún estaba vivo.

Pero ahora toda tranquilidad se había esfumado y una vez más Ino comenzaba a desesperarse. Resintiendo nuevamente la herida en su interior, aferrando con sus brazos su propio vientre como si pudiera de un momento a otro caerse a pedazos. Pero no lo permitiría.

Y la vista a través del límpido cristal de su ventana no ayudaba. No le tranquilizaba en absoluto ver aquellas negras nubes arremolinarse de forma amenazante en el cielo, sofocando poco a poco los últimos rayos de sol de la tarde. Ino lo sabía, se avecinaba una tormenta. Una muy grande, y ante la expectativa no podía dejar de preguntarse una y otra vez si Shikamaru estaría refugiado o al menos preparado para ella. Pero lo cierto es que no lo sabía, no sabía nada de él y la simple idea la enloquecía.

-Ya no se que hacer...- murmuró para sí, una vez más al silencio de la desierta habitación.

Había intentado todo por mantenerse ocupada, por mantener su cabeza ocupada y distante de pensamientos dañinos para ella. Pero nada había dado resultado, la casa estaba limpia ya. Los libros acomodados correctamente en sus estanterías, por autor, nombre (en orden alfabético) y hasta por género. Todos, desde libros de shinobi, novelas, simples libros de texto hasta apuntes sobre jutsus medicinales. El refrigerador estaba organizado y las compras hechas. Ya no quedaba nada por hacer y aún se sentía inquieta. Necesitaba distraerse.

Pensó por un momento en realizar una breve visita a Sakura, pero luego recordó sobre su discusión de aquel día. Además, prefería estar sola. No quería tener que estar respondiendo a todo el mundo que "estaba bien", mientras forzaba en sus labios una sonrisa fingida. Quizá Chouji, consideró. Él comprendería y sería más sabio que preguntar como se encontraba la joven, sin embargo sabía que aquel día estaría con Karui (su novia). Y ella no quería molestar. Porque eso era lo que se sentía, una molestia. Una carga. Y no quería tener que forzar a nadie a lidiar con ella, después de todo, Ino siempre había sido alguien independiente.
Su madre, por supuesto, estaba descartadoa, apenas si la había visto desde la partida de Shikamaru. Ella sería la primera en interrogarla sobre su estado y salud mental. La cual, en opinión de Ino, estaba degradándose lentamente. Hasta el punto de oír la voz de él durante las noches. Aunque, quizá fuera normal dada la situación. De que realmente lo extrañaba, y nadie podía llegar a comprender cuanto, talvez Kurenai... Pero decidió que mejor no, debía enfrentar esto sola.

-Estúpida tormenta...- refunfuño para sí. Contemplando la gran masa de color gris oscuro arrastrarse lentamente por el cielo, cubriéndolo todo a su paso. Borrando toda huella de luz en el camino.

Entonces el timbre sonó, haciendo que se incorporara de un saltito. Sorprendida por un sonido que no oía hacía semanas y que no pensaba volver a oír.

-¡Voy!- gritó, poniéndose lentamente de pié notando que sus piernas ya se encontraban entumecidas de estar todo el día sentada y dirigiéndose hacia la puerta.

Cuidadosamente se puso en puntitas de pié y observando por el rabillo de la puerta se sorprendió de ver en la distorsionada imagen de la pequeña vista a Sakura.

-¡Sakura!- exclamó realmente desconcertada de verla allí, mas aún tras recordar las cosas que había sido capaz de decirle semanas antes.

Hasta que la muerte...[Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora