Capitulo 2

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En la mesa ya estamos todos, mi madre sirve la sopa mientras mi padre ya ha empezado su charla y mi hermano y Elisa atienden sin perderse una palabra.

- Elisa, querida, ¿quieres mucha a poca sopa?- le dice mi madre.

- Así está bien señora Vega.

- Querida llámame Helen.

Elisa no solo es una mujer educada sino que también es un mujer trabajadora y de buena familia. Siempre intenta quedar bien con todo el mundo e intenta hacer que los demás se sientan cómodos en todo momento. Es muy elegante y tiene muy buen gusto. Desde que mi hermano está con ella ha dejado su estilo años noventa, con pantalones desgastados, pelo lago, cazadora de cuero negro y como no su barba de un par de días, por un estilos mucho más moderno. Ahora van los dos a un gimnasio para ponerse en forma. La verdad es que Elisa ha entrado en la familia como un ángel en el cielo.

La cena siguió con normalidad, mi padre y mi madre despidieron a cada uno con su habitual plato con un poco de tarta y luego su postal en la puerta mientras se despiden con una sonrisa en la cara, como si no tuvieran ningún problema nunca.

Esta mañana tengo clase a las doce, así que desayunaré en el Banas. El Banas es un bar muy confortable cerca de la universidad, no va mucha gente, por lo general solo hay unas quince personas y como dice Marga, la dueña, son clientes de toda la vida.

Al salir de casa, compro el periódico en el quiosco de la esquina como cada día, la portada trae como titular <<Una nueva vida>>. Me pongo los auriculares mientras camino hacia la parada del bus. Cuando llego apenas hay gente, pero rápido se llena. En cuanto el bus para me subo, tardo unos quince minutos en llegar a la parada más cercana al Banas. Salgo del bus y doblo la manzana, me meto en el callejón en donde está el Banas, la puerta da sensación de un bar destartalado, sin embargo cuando entras te encuentras con un lugar lleno de paz, con su barra de madera con bordes tallados, su estantería de bebidas, unas cuantas mesas redondas con sus sillas de madera, en donde casi nunca se sienta nadie ya que todos se sientan en la barra, y como no podría faltar mi rincón favorito, una zona al final del bar con tres sofás verdes en forma de "u" y una mesa de café con golpes en donde se puede observas el paso del tiempo.

- Hola María, ¿lo mismo de siempre?- me dice Marga.

- Sí por favor.

Me siento en el sofá y saco el periódico, al poco rato Marga me acerca mi café con azúcar y como siempre comenta conmigo los titulares del periódico, luego vuelve a la barra y yo vuelvo a mi lectura. Mientras leo escucho como se abre la puerta pero no le hago caso. Cuando termino de leer el periódico levanto la vista y me encuentro con un chico que está sentado enfrente. Me sonríe. Es un chico más o menos de mi edad, para nada de mi gusto.

- ¿Me lo dejas?- dice señalando mi periódico.

Melo pienso unos segundos, pero, solo por educación,

se lo extiendo con la mano.

- Muchas gracias.

- De nada- me obligo a decir.

Realmente no habría otra cosa que me gustase más que irme, aun me queda cerca de una hora para entrar en clase y quiero mi periódico, que tiene un artículo que me interesa mucho. Cojo uno de mis libros y me pongo las gafas, me concentro en mi lectura.

Cuando ya ha pasado media hora cierro mi libro, guardo mis gafas y recojo todo en mi bolso. Me levanto y aunque me duela le digo:

- Lo siento, pero he de irme, quédate el periódico que ya veo que no lo has terminado.

- Muchas gracias

- Hasta luego-dice.

- ¡Adiós!

Salgo corriendo me quedan quince minutos para entrar en clase y he de correr dos manzanas para llegar hasta allí. Cuando llego me siento en un sitio libre y entonces comienza la clase, esta vez he tenido suerte, he llegado a tiempo.

Besos para dormirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora