Capitulo 24

42 4 0
                                    

Ana, no me lo puedo creer ha vuelto de México. Me lanzo sobre ella y comenzamos a dar vueltas como locas, estuvimos así hasta que nos mareamos y caímos al suelo.

- Me habías dicho que te ibas quince días y no han pasado. ¿Por qué has vuelto?

- Resulta que en el hotel en donde estábamos alojados hubo un tiroteo y por seguridad nos han mandado de vuelta.

- ¿Estás bien, no?- digo sorprendida por la noticia.

- Sí, el hotel era grande y no me he enterado de lo que ha pasado hasta que un empleado nos ha venido a avisar. Bueno, ¿y tú que has hecho estos días? ¿Qué es eso del mensaje?

- Pues que ya no soy una chica soltera- digo mientras me levanto al recordar que Alan y Oliver están en el salón, Ana se levanta al mismo tiempo-. Ven.

Entramos en el salón, Oliver y Alan comienzan a vernos sorprendidos por todo lo ocurrido, luego se miran y comienzan a reírse. Ana no conoce a ninguno de los dos y a ninguno de ellos parece que les importe caerle bien. Intento que paren de reírse tosiendo un poco, pero parece no importarles. Cuando creo que ya está todo perdido Ana, más impulsiva que nunca, irrumpe diciendo.

- ¡Eh! ¡Eh!- ambos se callan y miran para ella-. Soy Ana, ¿y vosotros?- sabía que ella era así, pero jamás diría que un viaje la pudiera cambiar tanto.

- Ana-digo antes de que a ellos les dé tiempo a reaccionar-, estos son Oliver- este hace un gesto como si terminara su función en un teatro- y Alan- que saluda con la mano-. Siéntate, ahora te traigo un café.

Oliver le deja sitio en el sofá mientras Alan se sienta en el sillón, en cuanto ella se sienta voy a la cocina a por el café. Intento terminar de prepararlo rápido y en cuanto entro todo sigue en silencio.

- Así que este año no te vas de vacaciones- le digo a Ana.

- Sí, pero mis padres están escogiendo un nuevo destino, India sería un buen destino, pero sin duda no creo que lo elijan, seguro que iremos a Londres, a casa de mi abuela. ¿Y tú?

- Me encantaría poder ir de viaje este verano, pero con la boda de mi hermano no creo que mis padres quieran- me siento a su lado para seguir hablando con ella más cómoda.

- Seguro que este verano no te aburres- dice. Mira para Oliver-. Así que tú eres el modelo italiano y el mejor amigo de María.

- Sí, así es- dice orgulloso.

- Y tú debes de ser su novio- Alan asiente y se sonroja-. Un chico de pocas palabras.

- Ana deja de analizarlos y tómate el café. Perdonarla, está obsesionada con analizar a la gente.

Alan nos cuenta que leyó un libro en donde una mujer se volvió loca por estar psicoanalizado a la gente. A partir de ahí se abrió un debate y sin duda, Ana, no había aprendido todavía a escuchar opiniones distintas a la suya. Fue justo en uno de esos momentos en los que Ana hacía oídos sordos a lo que le decíamos cuando Oliver se levantó dispuesto a irse. Me cuenta lo que ya sé, Rebecca, sola y cena. Tres palabras que ya hablan solas, como si no pudiera tráela a mi casa. Ana se va al poco rato diciendo: "Me voy, espero de que no os haga falta que diga una excusa porque sois vosotros y esa gana de..." Dejando un momento incómodo y como no, se va.

Unos minutos más tarde estamos sentados en el sofá uno abrazado al otro, el reloj de péndulo acaba de dar las once y mis padres no han llegado todavía. No sé si debo de llamarlos me tienen bastante preocupada.

- ¿De qué querías hablar antes conmigo?- me dice Alan besándome la frente.

- Era una tontería, tan solo quería que supieras que me encantas y lo de la boda, quiero que vengas pero no depende de mí.

- María, no me importa no ir a la boda de tu hermano, no le conozco. Además, yo ya te he dicho que solo con mirarte ese día me conformo, porque sé que vas a estar preciosa y esa imagen se va a quedar de por vida en mi mente.

- Vale, lo entendido- digo riendo tras escuchar todo lo que ha dicho.

El resto de la noche se pasa volando, Alan se va al cabo de un rato y mis padres, por los que estaba tan preocupada, llegan a casa tras haber parado de camino para cenar. Yo termino cenando sola, en compañía de la televisión.

Besos para dormirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora