Capitulo 5

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Salimos hacia su coche, se nota que ha conseguido un buen empleo. Cuando estamos dentro comenzamos a hablar sobre nuestra época en donde Los Inseparables éramos inseparables. Hablamos de Lucía, y me dijo que pudo verla dos veces en las que se había ido a Austria por trabajo. Luego me conto que conoció a su novia, Rebecca, en una calle cercana a su apartamento, cuando le intentaban pedir matrimonio y él irrumpió con su vómito encima del pobre desafortunado.

- ¿Y qué te dijo cuándo le vomitaste encima?

- ¿Quién? ¿Rebecca? La verdad es que no dijo nada.

- ¿En serio?

- Sí, solo me golpeó la cara con su puño.

Entonces reímos como en los viejos tiempos. Al llegar a su casa me acorde de aquel tercer escalón dela entrada en donde me abrí la ceja, por suerte no me quedo marca. En cuanto aparcó el coche apareció en la puerta una chica, que me imaginé que sería Rebecca. Era morena, alta, con un gran cuello del que colgaba una hermosa cadena de plata, sus ojos eran oscuros y llevaba puesto una camisa azul marino, con una camisa negra por debajo, unos vaqueros y unos zapatos negros.

- Hola- nos dice saludando con la mano-. ¿Qué tal?- me pregunta dejando escuchar su bonito acento italiano.

- Hola, muy bien ¿Y tú?

- Muy bien también, Oliver me ha hablado mucho de ti,

eres más guapa de lo que me podía imaginar, él no me habló de tus ojos. Venga entremos que la cena y los invitados nos esperan-dice mientras engancha a Oliver con un brazo y a mí con el otro.

Al entrar en casa de Oliver, cinco personas más estaban en el recibidor. Todos se giraron y se callaron en cuanto la puerta se cerró. Los padres de Oliver habían cambiado la decoración del recibidor desde que yo había estado aquí. Ahora todo tenía un precioso color pastel las paredes, la moqueta y un adorno floral, sostenido por una mesa blanca y circular. Todo estaba iluminado por una preciosa lámpara de araña con cristales, que caía desde el segundo piso. Las escaleras a los dormitorios estaban de frente y a los lados dos arcos, el de la derecha con el comedor y el de la izquierda con la sala. Si mal no recordaba se juntarían en la cocina, haciendo un circuito perfecto en el que jugábamos al escondite.

- María, estos son Hugo y Sara, Alan, Andrea y Bonnie- dice Rebecca.

- ¡Hola!- exclaman al unísono.

- Podemos ir pasando al comedor si os parece- comenta Oliver.

<<Si os parece>> que quiere decir que si no me parece me quedo y ya está, que gran mentira. No es más que una manera de decir con educación <<moveros ya basta de tanta charla>>.

Uno a uno todos nos hemos ido sentando, la conversación es escasa, da la sensación de que todos conocen entre ellos. Así que aprovecho y me siento entre Andrea y Alan para ver si por lo menos uno de los dos me da conversación. Rebecca y Oliver comienzan poniendo sobre la mesa dos bandejas, una con ensalada y otra bandeja llena de espaguetis. Sacan un vino del mueble bar y lo ponen en la mesa.

- Chicos serviros, si necesitáis algo me lo decís- dijo Rebecca.

Y reinó el silencio, hasta que Oliver decidió contarle a Bonnie su historia de cómo llego a ser modelo. Luego Andrea la chica que estaba sentada a mi lado me pidió la ensalada y al pasársela le di a la copa de Alan con el codo haciendo que le callera a un poco de vino por encima.

- ¡Oh, dios, lo siento! Ha sido sin querer.

- No pasa nada- dice con sequedad.

- No te preocupes María, Alan es así desde que lo conozco, no tiene solución posible- dijo Oliver.

- De todas formas voy a ver si se encuentra bien.

Me levanto de la mesa y me dirijo a la cocina, se está limpiando la camisa con agua y jabón en un paño, ¿no se da cuenta de que así no le saldrá?

- Es mejor que saques la camisa y que la frotes después.

- ¿Qué quieres verme sin camisa? Porque si es eso podrías decirlo sin más.

- ¡No! Yo jamás he dicho eso.

- Te pones nerviosa- se ríe.

- No me pongo nerviosa. Además he venido a ayudarte, pero veo que no necesitas ayuda, así que me voy.

- No te vayas, espera- me quedo quieta y le miro-. ¿No me quieres ver sin camisa? ¿Estás segura?

Me doy la vuelta y comienzo a andar hacia el comedor. ¿Quién se ha creído que es? Le he tirado un poco de vino no toda la botella, aunque se la merecía. Anda que pensar que lo que quería era verle sin camisa, ni que fuera el chico más guapo del mundo.

Cuando entro en el comedor todos me miran.

- No le hagas caso María, ha bebido dos copas de vino, seguro que le han sentado mal-dijo Oliver

- No creo que sea así.

Unos cinco minutos más tarde Alan recupera su sitio a mi lado, bajo la mirada de todos. Pero a él parece no importarle que todos hayan oído lo que me ha dicho. Un poco después todos habíamos terminado con la cena y Oliver se levanta para coger los postres.

-Esto es Panna Cota, lo ha hecho Rebecca espero que os guste.

Dicho esto sirve un plato con uno de estos dulces. Todos comemos el postre y bebemos vino, excepto Alan y Andrea que tienen que conducir hasta casa.

Al terminar la cena entramos en la sala y estuvimos hablando un rato y viendo fotos del instituto y de cuando Oliver era pequeño. Sobre la una y media de la madrugada terminamos nuestra "fiesta". Como siempre necesito que alguien me lleve a casa.

- Oliver, ¿me puedes llevar a casa?

- No, lo siento, he bebido demasiado, ¿quieres quedarte a dormir?

- No, cogeré el bus, la parada está cerca, gracias.

- ¿Estás segura?

- Sí, tú ve y despídeme de los demás.

- Vale- me da un beso-. Hasta mañana.

Cuando salgo por el portal de la casa, comienzo a sentir miedo, odio la oscuridad. Las farolas están situadas cada diez metros. En esta zona apenas hay casas, porque las pocas que hay abarcan una gran cantidad de terreno. En cinco minutos estoy en la parada, saco mi móvil y llamo a información para saber a qué hora tengo el siguiente bus, me lo dicen y cuelgo. Al cabo de un rato pasa un coche y frena con brusquedad delante de la parada.

- ¿Quieres que te lleve?- el del vino, como si no me hubiera llegado con lo de antes.

- ¿Para qué te burles de mí? No, gracias.

- Venga sube no te vas a quedar ahí sola.

- Pese a que cambies el tono de voz e intentes ser más amable, no voy a subir a tú coche, prefiero quedarme aquí sola.

Entonces sube la ventanilla de su coche y se va hacia adelante, aparca, el motor se apaga y se abre la puerta. Sale del coche y se dirige a la parada. ¿Qué hace? Como me toque grito, aunque no creo que nadie me oiga.

- ¿Qué estás haciendo?- le digo nerviosa.

- Si no vienes en coche esperaré a que el bus llegue.

- No lo necesito.

- Me da igual, no voy a dejar que te quedes sola aquí en medio de la nada.

- Haz lo que quieras cogeré el bus de todas formas.

Entonces todo se queda en silencio y permanece así durante el resto del tiempo hasta que el bus aparece. Sin duda ha sido muy a amable esperando conmigo y ha venido de buena gana.

- Hasta luego, gracias por quedarte conmigo.

- No me las des, recuerdas, no lo necesitabas.

Al llegar a casa subo a mi habitación y me pongo el pijama. Me meto en cama y empiezo a pensar en todo lo que he hecho hoy, me he dado cuenta de que no he estudiado nada, por suerte mañana no tengo clase. Apago la luz.

- Buenas noches Flokes.

Besos para dormirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora