Capítulo 39

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         A las seis y media llegó la madre de Alan. Le abrimos el portal y esperamos a que llegará el ascensor para abrirle la puerta. Yo, mientras, aproveché y puse los pasteles, las pastas y los bombones en la mesita del salón, también puse una tetera con agua a calentar por si prefería un té caliente en vez de con hielo. Entonces el ascensor se abrió y Alan fue a abrir la puerta para que su madre pudiera entrar.

-       Hola chicos- dice al entrar.

-       Hola- decimos al unísono.

-       ¡Qué buena pinta tienen esas pastas!- dice sentándose en el sofá después de darle un beso a Alan.

-       Ha sido idea de María, se ve que sabe lo que te gusta.

-       Gracias María- dice mientras se sienta en el sofá-. Bueno, ya sabéis porqué estoy aquí así que no hace falta que os atormente con la espera- saca un sobre de su bolso y lo deja sobre la mesita.

         El silencio se hace con el lugar hasta que ella se decide a coger una pasta y Alan se sienta a mi lado sobre el reposa manos y se estira para coger el sobre, es entonces cuando él le dice a su madre.

-       ¿Qué ha dicho papá?

-       Dijo que más te vale aprovechar el viaje, ya sabes cómo es solo piensa en lo que le ha costado.

-       No me sorprende- dice viendo el interior del sobre-. Nos vamos de viaje- dice cogiéndome de la mano.

-       Sí- contesto poniéndole la mano sobre el muslo-. Tenemos que prepararlo todo.

-       Y ya os podéis dar prisa- puntualiza su madre-, no os queda mucho para iros.

         Alan saca unos de los billetes y lo mira, su cara no sabría describirla, entre alegría y sorpresa.

-       El viaje es en do días María- me dice.

-       ¿Dos días?- mi sorpresa ahora coincide con la suya.

-       Si, María, dos días. Pero os da tiempo de sobra para arreglarlo todo, ya veréis- nos dice.

-       ¿Algo más que debamos saber? ¿Algún evento planeado? ¿Algo que esté pagado a mayores del hotel y el avión?

-       Sí, claro que sí hijo. Sabes que tu padre lo tiene todo planeado y que no le gusta llevar mucho dinero encima. El primer día tenéis una cena en uno de los hoteles más conocidos de la ciudad, luego el día siguiente no tenéis nada porque tu padre tenía pensado ir al museo y no le vendían la entrada por anticipado pero al día siguiente sí tenéis un masaje pagado en un spa. Bueno y no sé si se me olvida algo pero lo tenéis todo apuntado y ordenado por tu padre ahí, incluso los billetes.

-       Vale mamá, gracias- se levanta y le da un beso.

-       Alan, últimamente no te reconozco- dice riéndose.

-       Yo tampoco mamá. Mi madre no me dejaría viajar con mi novia a otro país- dice sonriendo mientras me coge la mano.

-       Os va a parecer raro pero tanto yo, como tu padre y tus padres- dice viéndome-, sabemos que esta relación es más que un noviazgo sin más.

-       Eso ya os lo decimos nosotros- digo viéndole a la cara-. No dejaría que nadie me besara delante de mis padres si no fuera así. Quiero a Alan y créeme cuando lo conocí nunca pensé que esto iba a llegar tan lejos, es más, en aquel momento le hubiera dado un buen golpe- digo sonriendo y viéndolo.

-       María no hace falta que me digas que lo quieres, lo sé. Conozco a mi hijo y sé que él te quiere más de lo que se imagina.

-       Eso ya lo sabe- repone Alan.

         Nos pasamos hablando y comiendo los dulces toda la tarde. Para cuando nos damos cuenta de la hora que es Alana le dice a su madre que se quede a cenar.

-       Cariño, creo que ya he comido bastante- dice su madre-. Debo irme, quiero prepararle a tu padre una cena exquisita. Pasarlo bien- dice mientras nos da un beso a cada uno.

-       Pásalo bien mamá- dice al cerrar la puerta.

         Cenamos planeando el día siguiente, teníamos que comprar ropa, bañadores, algún calzado cómodo y cosas como pasta de dientes, que hemos decidido compartir.

         Al terminar de cenar seguimos hablando del viaje se ha vuelto un monotema, un monotema que me encanta. Mientras nos metemos en cama, en su cama, me doy cuenta de que no tengo una mmaleta decente para viajar así que mañana me tendré que comprar una.

Besos para dormirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora