Capitulo 19

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Me despierto y le doy al despertador con cuidado de no despertar a Alan, que sigue a mi lado, abrazándome, como si nunca me quisiera soltar. Son las ocho, una buena hora para despertarse. Me escurro de entre sus brazos y abro la cortina de mi habitación un poco, la luz inunda mi cuarto mientras él se estira en mi cama. Camino despacio y me meto dentro de la cama sobre él. Comienzo a estirarme y a moverme como si me acabase de despertar en ese mismo momento, pongo mi cara muy cerquita de la suya y le beso despacio. Luego me acerco a su oído y le susurro.

- Alan despierta- le beso-. Son las ocho- le vuelvo a susurrar.

De golpe se gira dejándome debajo de él, estaba despierto. Rodea mis labios con sus dedos y no para de verlos. No sé qué decirle, solo me apetece estar con él de por vida en esta cama, mi cama. Dibuja mi cuerpo con mis manos, guiadas por las suyas. Luego las guía hacia su cuerpo y comienza un viaje por un mundo increíble, al llegar a su cuello mis pulsaciones iban tan rápido que mi respiración aumento. Luego devuelve mis manos a su sitio y me besa.

- Buenos días preciosa- dice sonriendo-. ¿Qué tal has dormido?

- Buenos días besucón, bien ¿y tú?

- Mejor que nunca, aunque perdí la cuenta en los dos mil besos.

- ¿Quieres recuperarla? Podemos continuar ahora la cuenta- le beso el cuello-, uno- le beso el lóbulo-, dos.

- Espera, sácate la parte de arriba del pijama.

- Sácamela tú, sácame lo que quieras- digo retándole.

Ya he estado con chicos antes, pero ninguno ha sido como él. Me besa con el baile del tres, derecha, izquierda y uno suavecito. Entonces se incorpora un poco y hecha la colcha y la sabana hacia atrás. Comienza besarme una mano, el brazo, la otra mano, el otro brazo, el cuello, entonces le molesta el pijama. Mete la mano por debajo, era la primera vez que lo hacía, va besándome a medida que levanta poco a poco la parte de arriba de mi pijama. Me deja el sujetador puesto y saca la parte de arriba. Luego comienza besarme la barriga comienza a bajar el pantalón cuando llega a la cadera. Consigue sacarme la parte de abajo ahora estaba frente a él en sujetador y braga, ya teníamos "igualdad de condiciones" así que decido tomar las riendas del juego durante un rato.

- Acuéstate, ahora es mi turno, te toca disfrutar- digo mientras le giro.

Me levanto de la cama y cojo uno de mis fulares. Se lo ato alrededor de los ojos y me pongo de rodillas, quedando sobre él. Comienzo besándole todo el cuerpo, luego me acerco a su cara y le beso, es un beso profundo quizá el beso más bonito que he dado en mi vida. Me abraza por la cintura, lo noto todo, cada una de sus respiraciones, cada musculo, noto casi hasta sus latidos. Le saco la venda de los ojos y me mira con dulzura.

- Vamos a desayunar, quiero que esto sea mucho más bonito, tanto como tú te lo mereces- dice.

- No tengo hambre, solo quiero estar contigo.

Se queda en silencio sin duda él también quiere lo mismo. Nos giramos y él queda sobre mí. Me besa y acaricia mi cuerpo, pero enseguida para.

- Tengo una idea vístete- dice casi saltando de la cama.

- ¿Qué idea?- digo mientras me levanto.

- Es una sorpresa, pero te tengo que dejar en casa digamos una media hora, necesito prepararlo todo. ¿Vas a preparar el desayuno?

- ¿Para los dos?- pregunto.

- ¿Acaso dudas que quiera desayunar contigo?- dice besándome. Se termina de vestir-. Ahora vengo- sale por la puerta y comienzo a ponerme el pantalón-. María- me giro sorprendida-, te quiero.

Besos para dormirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora