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-¿Sigue en pie la fiesta con el tiempo que hace? -pregunta Esme mientras me ve bajar las escaleras, sus ojos llenos de preocupación. 

-Sí, le mandé a Jacob un mensaje ayer y dijo que sí -respondo, antes de encogerme de hombros. 

-Pues si vas... mejor ponte algo más abrigado, ¿vale? -aconseja mientras me gira, agarrándome por los hombros, para que vuelve a subir las escaleras. 

-Esme -me quejo entre risas-. No es como si me fuera a poner enferma. 

-Ya... -asegura-. Pero no puedes ir por ahí solo con un mono vaquero y una camiseta -señala-. La gente normal no va así con este tiempo. 

Pongo los ojos en blanco mientras vuelvo a subir las escaleras para coger un abrigo y un gorro de lana. Dentro del casco quedará un poco ridículo, pero bueno, el pelo no se me mojará del todo con la nevada. 

Conduzco despacio la moto por el camino hasta la playa de La Push, y detengo la moto en seco cuando a mi derecha, en el extremo de la playa, veo a algunas figuras de pie en un saliente rocoso, pegadas al precipicio mientras las olas rompen contra las rocas. 

Un fuerte silbido hace que aparte la mirada del lugar. Pongo los ojos en blanco dentro del casco. Jacob está parado a unos metros delante de mí, sin camiseta, mostrando un abdomen esculpido y vistiendo únicamente unos pantalones cortos, sin calzado. 

Niego con la cabeza mientras pongo la moto en marcha para avanzar los últimos metros y dejarla al borde de la playa. 

-¿Es día de colada? -pregunto a Jacob cuando me bajo de la moto y me quito el casco. 

-Hola a ti también -saluda-. ¿Por qué lo preguntas? 

Señalo su torso desnudo. Él baja la mirada hacia sí mismo y sonríe. 

-Ah, sí -exclama-. Nuestra temperatura nos permite estar así incluso con este tiempo. 

Asiento lentamente. 

-Eso explica el porqué no habéis cancelado la "salida de manada" -digo entre comillas. 

Jacob suelta una risita mientras me guía hasta otro lugar. No hay nadie en esta parte de la playa, y creo que oigo risas más allá, tras un saliente. 

-No es una... "salida de manada" -asegura, imitando mis comillas, acompañando todo con una gran y genuina sonrisa-. A ver, la manada sí está, pero no es así... 

Asiento en entendimiento. 

-Aún así, has venido -señala con entusiasmo, y alza las manos para hacer algo que no llegar a hacer. 

-Sí -digo mientras me encojo de hombros-. Dije que lo haría si mi moto estaba arreglada para entonces -le recuerdo, señalando hacia detrás de nosotros, donde mi moto descansa. 

-¿Sabes? Es una pena que no quisieras acercarte por aquí. Te la podría haber arreglado yo -asegura, decepcionado. 

-No sabía... -me detengo y bajo la mirada hacia mis pies hundiéndose en la arena-. No tenía ni idea de que sabías cosas de mecánica. 

-Sé un montón -asegura-. Incluso yo tengo una moto. 

Levanto las cejas hacia él, y después suelto una suave risa. 

-¿Quién lo diría? -pregunto, sarcásticamente justo antes de llegar al grupo. 

La verdad es que esta reunión es bastante numerosa. A casi todos los chicos los he visto antes, pero no conozco a ninguna de las chicas. Nadie realmente se molesta en levantarse de la arena para saludarme, lo cual no me importa lo más mínimo, siendo honesta. Prefiero mantener las distancias y saludar a todos con la mano porque no sé en qué medida yo podría llegar a encajar aquí. 

LUNA DE SANGRE [CREPUSCULO...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora