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-¿Puedo ir en tu coche? -le pregunto a Edward mientras procedemos a salir de la casa para dirigirnos al instinto. 

Fuera, la lluvia cae como una pesada cortina de agua que no te deja ver más allá de a dos metros de distancia. 

Edward asiente con una leve sonrisa mientras abre un paraguas negro y se dirige al choche bajo él. ¿Por qué mis padres nunca antes hablaron de ellos? ¿Por qué no me trajeron aquí? Podría haberme encaprichado con Edward. Es un poco serio y tal, pero no se mete en mi vida y es vampiro. Todo habría tenido sentido. Pero... quizás habría pensado que mis padres estaban intentando organizar una especie de romance concertado. 

-¿Vienes? -pregunta Edward, lanzándome una mirada extrañado. 

-Claro -aseguro, saliendo de mi cabeza y volviendo a la realidad. 

Seguro que mis padres no se esperaban lo del chucho. Sonrío ante mi broma mientras miro hacia el exterior por la ventanilla. 

-Echo un poco de menos tenerte en mis clases -confieso mientras los dos nos encaminamos junto a Alice hacia nuestras taquillas. 

-¿Por qué? -pregunta sorprendido. 

-No lo sé -respondo-. Es fácil cuando sientes que hay alguien en la misma habitación que te comprende... 

-Eso es porque los dos sois igual de... tranquilos. Por decirlo de forma bonita -dice Alice-. ¿Siempre has sido así?

Entrecierro los ojos hacia ella. 

-Siempre he sido así -miento. 

Estoy esperando en la puerta del colegio. He alisado mi falda negra del uniforme varias veces y comprobado la perfección del lazo negro que se cierra sobre mi blusa blanca frente al antiguo espejo de la entrada. 

Las ruedas del coche que se acerca hacen resonar las piedras del camino, lo que delata su llegada a la puerta. Una chica con el pelo rubio recogido una cola baja y con el uniforme puesto, aunque en la versión de traje, baja de la parte trasera del coche. Una mujer baja de la parte delantera, vistiendo ropa formal. 

-Hola, ¿eres Sarah? -le pregunto a la chica mientras me acerco. 

-Sí -responde con una sonrisa amable mientras extiende su mano hacia mí. 

-Bienvenida al Colegio Emmeline Pankhurst -le digo mientras estrecho su mano y le dirijo una mirada tranquila. 

Sarah sonríe aún más. 

-Soy el "comite de bienvenida". Por decirlo de algún modo -explico-. Me han dicho que vas a vivir en el colegio. 

-Sí -dice mientras la madre saca las maletas de Sarah del maletero-. Mamá ha sido ascendida y va a viajar mucho. Estoy muy contenta por ella, y he leído cosas muy buenas sobre este colegio. ¿Es todo cierto o hay algún trapo sucio que deba conocer antes de entrar ahí? -pregunta entre risas mientras señala el gran edificio antiguo de forma algo nerviosa. 

-Yo creo que el colegio es bastante bueno -admito-. Son bastante exigentes, pero tratan a cada alumno de forma individualizada -aseguro-. De hecho, la directora está esperando por vosotras. Seguro que encajas muy bien aquí, y si no, siempre puedes acudir a mí. Por cierto, soy Ophelia. 

Sarah estrecha mi mano mientras sonríe con gratitud. 

Guío a Sarah y a su madre por una pequeña parte del colegio mientras le indico a Sarah algunos lugares que debe tener en cuenta. Sin embargo, pronto le entregarán un mapa del lugar, además  de que le enviaron en cuanto se matriculó un manual de normas, como a cualquier otro alumno o alumna. 

LUNA DE SANGRE [CREPUSCULO...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora