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-Llega tarde -comenta Edward mientras observa el reloj de pared desde su asiento en el piano. 

Continuo tocando la tecla que me ha dicho mientras niego. 

-Puede que se haya retrasado por algo -propongo. 

-O puede que no vaya a venir -comenta Rosalie desde su asiento. 

Emmett le da un toque de atención el hombro. 

-Los lobos son así -asegura-. No puedes fiarte de ellos. 

-De todas formas, es de mala educación -murmura Edward. 

Dejo el dedo en la tecla demasiado tiempo la siguiente vez, cuando alguien llama a la puerta. 

-No os mováis de aquí -ordeno mientras casi salgo corriendo en dirección a la puerta. 

Pero cuando llego, Jacob ya no está en la puerta. Está dentro de su viejo Volkswagen rojo restaurado por él mismo. 

-Gracias por venir a recogerme -digo mientras entro en el coche-. No era consciente de que no podría conducir la moto con este traje -digo con una mueca hacia el vestido de Alice. 

-No hay problema -asegura Jacob-. Estás... -comienza a decir-. Bueno, es que siempre estás... 

-Gracias -digo mientras fijo la mirada al frente, sintiendo, literalmente, cómo la sangre fluye hasta mis mejillas. 

El tiempo que dura el viaje lo pasamos en silencio, con la música de la radio de fondo. Jacob detiene el coche en la puerta del instituto, pues el Baile de Invierno se celebra en el gimnasio. 

-Iré a buscar aparcamiento -explica, cuando me quedo mirándolo un rato-. Puedes ir entrando. 

Asiento, recordando que ya ha estado antes en el gimnasio del instituto, cuando jugué con el equipo de volleyball. 

-Está bien -murmuro con lentitud-. Te esperaré en el gimnasio. 

El coche de Jacob ruge a mis espaldas. Mientras subo las escaleras de entrada del instituto, haciendo sonar mis tacones con cada paso que doy,  alguien palmea mi espalda con suavidad. Giro la cabeza por encima de mi hombro y descubro a un sonriente Mike, trajeado y con corbata azul marina. 

-¿Has venido sola? -me pregunta, sin retirar la mano de la parte baja de mi espalda mientras continuamos subiendo los escalones. 

-He venido con alguien -admito, señalando por encima de mi hombro el aparcamiento. 

-¿Cullen? -refunfuña. 

Y sé que, por descarte, se refiere a Edward. 

-No... un amigo de otro instituto -explico-. El instituto de la reserva -añado con ligereza. 

-Amigo, ¿eh? -murmura con una risita. 

Me encojo de hombros. 

-¡Hola, Ophelia! -exclama Jessica cuando nos alcanza, saliendo desde el gimnasio y luciendo un traje rojo fuego con escote corazón. 

-Hola, Jessica -saludo sin tanta efusividad antes de que ella me lance un beso sin rozar mi mejilla-. Estás bien -le digo-. ¿Verdad, Mike? -pregunto mientras le doy un suave codazo. 

Con suerte a estos dos les durará más la relación que la última vez. 

-Eh... sí -dice mientras su mirada salta entre las dos. 

-¡Gracias! -exclama ella mientras toma la mano de él para arrastrarlo dentro. 

Cruzo las puertas del gimnasio para pasar a un pequeño mundo de fantasía navideña. Para llegar hasta el baile hay que pasar por una especie de pasillo de pinos nevados por spray de nieve falso. Y, al final, debes posar para hacerte una foto. 

LUNA DE SANGRE [CREPUSCULO...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora