LUNA DE SANGRE [CREPUSCULO...]

22

-¿Te gusta esta emisora de radio? -le pregunto a Edward mientras toqueteo la radio de su coche. 

Él hace una mueca de asco hacia mí mientras la lluvia golpea con fuerza el parachoques. Hoy hay tormenta, de la buena. 

-No me apasiona -confiesa con su permanente tranquilidad. 

-No se parece mucho a lo que bailamos en casa de los Denali pero esto es lo que suena en los clubs ahora mismo -aseguro con una gran sonrisa mientras golpeo mis muslos con los dedos al ritmo de la música. 

-Razón de más para no ir -asegura con una media sonrisa. 

Frunzo las cejas hacia él y lo observo durante unos segundos. 

-Deberías venir conmigo un día -propongo con entusiasmo-. Adentrarte un poco más en... mi siglo. 

-Naciste en el siglo pasado -me recuerda. 

-Sí pero... tú me entiendes, no pasé el suficiente tiempo en él -aseguro-. Yo creo que sería genial verte un poco fuera de tu elemento. 

-¿Y qué es mi elemento exactamente? -pregunta con curiosidad mientras levanta una ceja hacia mí. 

Pestañeo hacia él, esperando a que él mismo se de cuenta de que sabe de lo que hablo, pero no dice nada. 

Toco el piano en el aire mientras digo. 

-Ya lo sabes... Esto. Y también lo es escuchar música clásica en tu cuarto, leer libros, jugar al ajedrez, ver documentales en la televisión...

Edward pone los ojos en blanco mientras devuelve la vista a la carretera, pero una pequeña sonrisa permanece allí.

-Lo pensaré -concluye. 

Me relajo en mi asiento mientras sonrío con triunfo, a pesar de que realmente no he ganado nada todavía. 

***

Dejo las cosas en mi taquilla entre clase y clase. Al haber comenzado un nuevo semestre todas mis clases han cambiado, y si antes compartía una cuantas clases con Edward y Alice, este semestre voy a estar la mayor parte del tiempo sola. Supongo que ninguno de los dos comparte mi sueño de estudiar Derecho, si es que no lo han hecho aún. 

Mi teléfono móvil suena en el bolsillo trasero de mis vaqueros. 

- Espero que estés en clase, perro del infierno -suelto entre risas tras acercar el móvil a mi oreja. 

Jacob suelta una risota grave al otro lado. 

- ¿Perro del infierno? -pregunta, y casi se atraganta. 

- Solo algo como eso podría llamarme en horario escolar -lo acuso mientras tomo los libros de la siguiente clase-. Espero que estés en el instituto también. 

- Tranquila, no he olvidado tus amenazas -asegura al otro lado, y desde aquí puedo ver la expresión de fastidio que tiene. 

- Tú lo llamas amenazas y yo lo llamo promesa... -comento mientras camino hacia mi siguiente clase-. ¿Necesitas algo o llamas solo para vigilarme? -pregunto mientras mis cejas se elevan, y Angela me saluda con la mano al pasar a mi lado. 

- En realidad estaba pensando en cobrarme mi regalo de Navidad -explica-. Cine, palomitas y bebidas. He visto que han estrenado un película genial en el cine. De acción, no sé si te gusta pero... como es mi regalo. 

Suelto una risa sarcástica. 

- ¿Crees que me vas a hacer sufrir con una película de esas? Por favor, disfrutaría hasta viendo una película muda -suelto, aunque no estoy del todo convencida de ello.