Una noche no tan normal.

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La noche fue algo larga, no dejé de pensar en la actitud de Lauren con respecto a que yo pasara tiempo con Michael. Él no me gusta, estoy más que segura de eso. No es mi tipo. Aunque, ¿cuál es mi tipo? Solo he tenido dos novios. Alex y Renn. Pero la relación con Alex no cuenta, él había hecho una apuesta y me enteré. Algo triste. Luego llegó Renn, amigo de Alex. Duramos unos 9 meses, pero terminamos porque se tuvo que ir por el trabajo de su madre, o algo así.

Y los pensamientos siguieron así, hasta que perdí la batalla contra el sueño.

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–¿Brianna? –escuché la voz ronca de Calum quien movía mi brazo suavemente. –Brianna, Brianna.

–¿Qué pasa, Cal? –fruncí el ceño pasando una mano por mis ojos. –¿Todo está bien?

–¿Dónde está Luke? –preguntó, su voz era algo preocupada –Lo vi entrar aquí, pero no está.

–¿Eh? Él se fue –me senté y miré al reloj. 1:30 de la madrugada.

–¿Se fue?¿A dónde? –se paró, su mano fue a su cabello y miró cada rincón de la habitación.

–Sí –lo miré algo extrañada, ¿de qué me perdí? –Alguien lo llamó y se fue.

–¿Qué decía? –su mirada se posó en mi, esperando una respuesta.

–Habló de un tal Fred. Le tocaba hacer algo esta semana y no lo hizo. –me paré y me acerqué a él.

–¿¡FRED!? –gritó, sus ojos estaban más abiertos de lo normal.

–Sí, Cal. ¿Pasa algo? –alcé una ceja, ahora estaba preocupada.

–No pasa nada –miré a la puerta, Luke estaba apoyado en ella. –Estoy aquí, Calum.

–Ya sé, imbécil –Calum miró a Luke. –Te he dicho que no salgas así.

–Perdón, papi –dijo Luke en tono de burla rodando los ojos.

–Me jode que seas así con respecto a ese asunto –Calum respondió seco saliendo de la habitación.

No iba a ser entrometida. Regresé a la cama,  acomodando las mantas y las almohadas. Esperaba que el ojiazul se fuera.

–La próxima vez, cierra la puerta –murmuró, y se escuchó el cierre de la puerta.

Me metí entre las mantas, me dormí más rápido de lo que pensaba. No le di tantas vueltas a aquel asunto.

–¿Nanna? –el susurro de Derek hizo que abriera los ojos. Traté de buscarlo, pero todo estaba nublado. –¿Nanna? Tengo miedo. –insistía.

–¿Derek? ¿Dónde estás? –recorrí el lugar con mi mirada, pero no lograba ver nada aún.

–Nanna, me duele mucho –se quejaba, su voz se escuchaba más cerca. –No siento mis brazos.

–Ven, Derek, te ayudaré –me agaché y abrí mis brazos esperando que el pequeño corriera a ellos.

–No veo nada, estoy asustado –él sollozaba, pero sabía que estaba aún más cerca.

–Aquí estoy –murmuré moviendo mis manos, buscándolo.

–Ya te veo, Nanna. –escuché su emoción, para luego tener al pequeño castaño entre mis brazos. Lo miré fijamente y su cara estaba llena de moretones, tenía una cortada en su mejilla con un poco de sangre.

–¿Te duele? –pregunté al tener mi dedo sobre la cortada, haciendo que él diera un brinco.

–¡Nanna! –se quejó y una lágrima caía por su mejilla.

Don't hurt me, please. || Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora