En tus manos confío Chapter 3

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Chapter 3

La felicidad que reflejaba mi rostro al dirigirme a la habitación de Castiel no se comparaba con ninguna experiencia mía anterior. Me acerqué con lentitud a la puerta, la cual estaba entreabierta y vi a Castiel intentando caminar en la habitación. Sus manos buscaban hacia adelante los posibles obstáculos y sus pasos eran vacilantes y lentos.

-¿Cass? ¿Qué haces? -entré al cuarto y le hablé con tono suave.

-No quiero quedarme en cama como una carga.

-No te precipites. -tomé su mano y lo conduje a sentarse en el borde de la cama, yo me senté a su lado. -Yo te ayudaré en lo que pidas, pero necesitas tiempo para acostumbrarte a esta condición.

-Dean no quiere que te quedes, yo también creo que es peligroso, pero quiero saber por qué ese demonio te consideraba importante.

-Dean no quiere, tampoco Sam, pero aceptaron porque me defendiste. Y quiero ser de ayuda para encontrar una forma de curarte.

-¿Cómo puedo ser de ayuda ahora?

-Te enseñaré a moverte por el búnker. Debes tener paciencia y memoria.

-Eso no será problema. Suelo pasar las noches solo, los ángeles no duermen. También he aprendido mucho de los humanos.

Le sonreí dándome cuenta de que no podía percibir mi gesto. Aun así, no me quise dejar vencer por la tristeza. Valor, era lo que necesitaba para afrontar todo. Eran sus palabras y las iba a seguir hasta el fin de mis días. Tomé su mano y lo conduje a través de la habitación. Le dije con lujo de detalles la posición de cada objeto y cómo debía avanzar para no tropezar con ellos. A los pocos minutos el ángel sabía cómo caminar en su habitación sin apenas tocar los obstáculos.

-Con el tiempo aprenderás a hacerlo todo tú solo.

-No creo que en este estado pueda cazar con los Winchester,... No podré defenderlos.

-Cass, antes de ti, ellos estaban solos, sobrevivieron y se apoyaron el uno al otro. ¿No crees que ellos prefieren saber que estás seguro antes de arriesgarte en una cacería?

-Pero quiero ayudar.

-Lo harás. Yo te ayudaré, pero eso tomará tiempo. Tienes que confiar en mí. -tomé sus manos para darle seguridad.

Él sonrió de una forma que no había visto a alguien hacerlo antes. Sus vendas cubrían sus ojos, pero no por eso dejé de sentir su mirada sobre mí. Sus dedos me apretaban, sentí como si no quisiera que nuestro contacto terminara. Suspiré, diciendo a mi pecho que estuviese tranquilo ante ese rostro de ternura.

-Tú me diste valor cuando más asustada estaba, ¿recuerdas? Me tomaste de la mano para que estuviese calmada y enfrentara mis miedos. Ahora quiero hacer lo mismo por ti.

-Confío en tus manos.

Sé que me sonrojé ante sus palabras, pero hice lo posible para que mi boca no desvelara lo que sentía. Al darme cuenta de la hora, y de mi apetito, me preguntaba si habría algo en la cocina que se pudiera comer como cena y no fuera solo pizza o hamburguesas.

-Iré a comer algo a la cocina, ¿quieres venir?

-Sí, quisiera salir de este cuarto un rato.

Me coloqué frente a él y puse su mano sobre mi hombro. Noté que su ceño se fruncía, como casi siempre que se topaba con una situación que no entendía. Di unos pasos sosteniendo su mano en mi hombro, él me siguió, comprendiendo mi acción. Al principio le costó un poco coordinarse conmigo, pero luego caminábamos como uno solo. Cada vez que había un escalón le decía que subiera o bajara y la cantidad de escalones. Cuando llegamos a la cocina, los hermanos estaban ahí preparando algo para comer. Dean estaba sentado en la mesa mientras Sam se enfrentaba a los fogones.

En tus manos confíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora