En tus manos confío Chapter 9

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Chapter 9

En menos de una hora los Winchester estaban de vuelta tras la dificultosa llamada de Castiel. Ambos entraron desprendidos por la puerta del búnker encontrando a su amigo ángel sujetando el celular desde el suelo. Estaba quieto, sin expresión en el rostro. Se notaba vacío. Los hermanos se acercaron a él para asegurarse de que estuviera bien.

-¿Cass? Amigo, reacciona. –le decía Dean tomándolo del brazo para que se pusiera de pie.

-Tenías razón. Ella necesitaba saber defenderse,... yo,... no pude hacer nada,...

-La traeremos de vuelta, Cass, pero debes recuperarte para que nos ayudes. –lo animó Sam.

-¿Cómo? No pude ayudarla a ella, no pude defenderla de un demonio. No puedo ayudarlos.

-Vienes con nosotros. Dijiste que es tu deber protegerla.

-Dean, justo antes de que pasara, le prometí que la preservaría de todo.

-Entonces, tú la rescatarás. Nosotros te acompañaremos.

-No puedo,...

-¿La vas a abandonar?

-¡Dean, estoy ciego! ¡No puedo ver! No podría valerme si salgo del búnker. Ni siquiera dentro pude hacer algo.

-Ella nunca te vio de esa forma, Cass. –intervino Sam. –Ella te quiso ayudar siempre para que no fueras una carga como tú creías que eras. Te enseñó para que pudieras ser independiente y nos regañaba al no dejarte hacer las cosas por ti mismo. Te veía como alguien normal, para ella eres su héroe, no la defraudes ahora.

Dean puso su mano sobre el hombro de Castiel y lo apretó con convicción. El ángel se giró hacia su amigo y mostró sus casi llorosos ojos.

-Vamos a traer al pequeño cuervo de vuelta. –apretando los labios, el ángel asintió.

Unas horas después, los tres hombres estaban en la carretera. El Impala rugía en la noche mientras el silencio dentro se hacía interminable. Todos los pasajeros tenían una sola idea en la cabeza: invocar a un demonio en un cruce de calles para sacarle información.

Mientras Sam y Dean preparaban el círculo para atrapar al demonio, Castiel estaba sentado en el auto con las piernas en el suelo y un semblante preocupado. Dean se acercó a él y lo sacó de su concentración con sus palabras.

-Colega, ¿aun estás preocupado?

-Es solo una chica, Dean. Crowley no es un buen tipo. ¿Qué tal si,...?

-Lo que sea que estés pensando, no lo termines. Cass, esa chica es fuerte y valiente. Lo ha hecho genial en los entrenamientos y ¿sabes cuál es su motivación?

-Ser una cazadora.

-No, eso sería muy loco. Tú eres su inspiración.

-¿Yo? –por primera vez desde el ataque del demonio en el búnker, Castiel relajó su ceño.

-Sí, durante el entrenamiento no dejaba de decir cosas como: "Es por Cass." "Debo ser valiente por Cass." "Cass me enseñó a ser valiente." o "Quiero que Cass se sienta orgulloso.".

-¿Ella,... dijo todo eso?

-Siempre. Eres su representación del valor, así que no puedes flaquear ahora. –Sam se acercó a ellos.

-¡Hey! Todo listo. –anunció el Winchester más joven.

-Bien, Cass, quédate aquí. Cuando el demonio aparezca vendremos por ti. No queremos correr más riesgos. –el ángel asintió.

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