En tus manos confío Chapter 11

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Chapter 11

Invocar a un Reaper en las afueras del búnker no fue tan difícil para los cazadores, el convencerlo para hacer la locura más grande de su eternidad fue el mayor reto. El negociar no sería sencillo, pero era necesario contar con un Reaper para entrar al Purgatorio.

-Los tratos con los Winchester siempre le han traído problemas a mis similares. ¿Por qué habría de ceder sin nada a cambio? -dijo el Reaper mosqueado.

-El trato es que todos podamos entrar y salir. Pon el tiempo y el precio, entonces hablaremos. -declaró Dean.

-Ustedes son humanos. Si por mí fuera los dejaría ahí por siempre, me adelantarían trabajo. Cierro el trato con ustedes si me dan el último año de su vida.

-Es decir, que moriremos un año antes del que deberíamos. -concluyó Sam.

-Espera, ¿qué hay de Cass? Él viene con nosotros.

-El precio de él será la mitad de su Gracia. -Dean reaccionó contrariado. -Aun en su estado, es un ángel a plenitud, así no puede entrar al Purgatorio. Con las horas se irá recuperando, pero es una condición.

-¿Qué pasará con la mitad que te quedes de mi Gracia?

-Mi trabajo es ser un Reaper, pero me gusta coleccionar cosas. Me la quedaré.

-¿Cuánto tiempo tenemos?

-Doce horas. ¿Trato?

Los hermanos se apartaron del Reaper guiando al ángel con ellos.

-¿Qué creen del trato? -preguntó Sam susurrando.

-Doce horas no es suficiente para recuperar totalmente mi Gracia, pero creo que con lo que recupere podré hacer algo.

-¿Estás seguro, Cass? -le insistió Dean.

-Seré valiente por ella. ¿Qué hay de ustedes?

-Un año de vida no es mucho si sabes que vivirás muchos más. -meditó el más joven.

-Oh, vamos, Sam. Si es del negocio familiar de lo que hablamos, hemos sobrevivido a peores situaciones.

-Dean, piensa, si nos quedara menos de un año, ¿qué pasaría?

-No sería parte del trato, Sammy. Por eso confío.

-Entonces, ¿aceptaremos?

-Sí, Sam, aceptaremos. -sentenció el ángel con convicción.

Aun con un semblante preocupado, Sam se convenció de ser partícipe de aquella locura. Los tres hombres regresaron para cerrar el trato con el Reaper. Todos sabían lo peligroso que resultaría atravesar el Purgatorio hasta el Infierno, pues cada uno de ellos había tenido alguna fatídica experiencia en aquel sombrío lugar. Tomando tanta arma como necesitaran para su viaje, volvieron a salir del búnker para enfrentarse a los ya conocidos leviatanes.

-Tómense de las manos, muchachos, porque el viaje será movidito. -a la par, los tres apretaron sus labios manteniendo en su pensamiento solo a la chica por la que hacían esto.

Casi con la misma velocidad que vuelan los ángeles, el Reaper los llevó al Purgatorio dejándolos aturdidos por el viaje, pues todos cayeron al suelo al llegar. Cuando se incorporaron, el Reaper dio un anuncio antes de desaparecer.

-Estaré aquí dentro de doce horas para llevarlos de vuelta. Hasta entonces.

Tras haberse incorporado, el ángel se sintió debil. Su Gracia perdida lo haría menos perceptible a los leviatanes, pues era como un faro para ellos, pero estaría más propenso a los peligros en los que la necesitara a plenitud.

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