Chapter 28
El silencio colmaba el ambiente en mi habitación. Tras contarle a mis compañeros sobre lo ocurrido, casi no dije palabra y, luego de llegar, me encerré pidiendo que no me molestaran. Si pasaba el tiempo, ni cuenta me daba, solo me acurrucaba en la cama mirando la pared y deseando que la puerta solo fuera abierta por mi ángel de la guarda y de mi corazón.
-¿Creen que esté llorando? -preguntó Jack rompiendo el silencio que también mantenían los Winchester.
-Después de lo que pasó, -respondió Dean dando un buen sorbo a su cerveza.- No me sorprendería.
-Sí... bueno, Gabby está más preocupada por Cass que triste por lo que pasó.- intervino Sam apartando su mirada del ordenador.
-¿Estaría mal que fuera a hablar con ella?- los hermanos se miraron ante la pregunta.
-Mira, chico, con las mujeres hay que tener tacto o terminarán por volverse unas fieras.- comentó el mayor hermano haciendo que el menor lo mirara cuestionándolo.
-¿En serio, Dean?- se encogió de hombros y volvió a tomar de su cerveza, Sam suspiró y miró al joven.- Jack, ahora Gabby está pasando por un mal momento. Por mucho que queramos ayudar, solo se alegrará con el regreso de Cass.
El nephelim suspiró con impotencia, y la ausencia de sonido volvió a corromper el salón de guerra. El ambiente estaba tenso, pues todo lo que se podía hacer era esperar. Para su normal temperamento, Sam notó a su hermano más calmado de lo normal. Pero también notó que era la séptima cerveza que bebía esa tarde. Una presencia se materializó tras de ellos haciendo que se sobresaltaran y se pusieran en guardia. Para todos, la esperanza era que fuera Castiel, pero este tampoco traía tan malas noticias.
-Hola, muchachos.
-¿Crowley?- se sorprendió Dean.
-¿Qué haces aquí?
-Conveniencia, alce.- respondió el demonio.- Vine a concluir con mi promesa.
El Rey de los demonios alzó en sus manos una bolsa que contenía varias botellas y pomos de cristal tapados los cuales contenían un líquido que tanto brillaba como se oscurecía.
-Eso es sangre de Gabby...- reconoció el muchacho más joven.
-¿Por qué nos la das?- intervino Dean desconfiado.- Es un boleto seguro para ti para conseguir el Cielo.
-Ardilla,- Crowley sonrió sarcásticamente.- no estoy de humor para broncearme esta semana. Además, esto no me pertenece y respeto mucho a su dueña. Su decisión será.
-¿Quieres decir que ya no hay demonios renegados?
-No, alce. Me encargué de ellos personalmente.- puso la bolsa sobre la mesa y se giró a Dean.- ¿Dónde está el pequeño cuervo?
-Deprimida. Está en su cuarto encerrada, esperando saber qué pasa con Cass.
-Voy a verla...
-No creo que sea una buena idea. Ella puede explotar.- tras la intervención de Jack, el demonio lo miró y luego a Dean.
-¿En serio?- el hombre volvió a mirar al joven.- Soy el hijo de una bruja y crié a la hermana de Dios con mis manos. Puedo con esto.
El demonio se encaminó a las habitaciones con gran confianza, dejando a los demás con una expresión de asombro en sus caras.
-De modo que ahora el Rey del Infierno se pasea por el búnker como si fuera un inquilino más.
-Deja que lo haga esta vez, Dean. Quizás ayude a Gabby.
-Está bien, Sammy... -él cazador se dejó caer sobre la silla y tomó la cerveza en sus manos.- Está bien...
-Está borracho, ¿verdad?
-Sí, Jack. Demasiado, de hecho.
De tantas vueltas que daba en la cama, ya tenía las sábanas arrugadas. Decepcionada por mi comportamiento, pero a punto de explotar por la ansiedad, salí de mi cuarto y me dirigí a la sala de entrenamiento sin ser vista por los otros. Con unas guantillas para proteger mis nudillos, comencé a golpear el saco de boxeo con furia.
-¡Estúpido Lucifer!- di un fuerte puñetazo.- ¡Estúpida Naomi!- luego otro.- ¡Estúpida sangre!- daba un golpe por vez y cada vez con más fuerza.- ¡Estúpida bruja! ¡Estúpido pergamino! ¡Estúpida maldición!- los golpes nos se detuvieron, pero las lágrimas sí surgieron.- ¡Estúpido Dios! ¡Estúpida decisión!
Detuve el movimiento del saco con mis manos y miré al suelo. Veía el agua de mis ojos caer en combinación con mi sudor. Estaba agitada y con la mente cargada.
-¿Pequeño cuervo?- escuché la voz de Crowley y me volteé.
-Crowley...- fui a abrazarlo y me quedé apoyando la cabeza el su pecho aún llorando.
-Ese saco debió hacerte algo muy malo para ponerte así.- a pesar de mi tristeza, ese comentario me sacó una pequeña sonrisa.
-Estoy ansiosa, Cass... fue sometido a una fuerte decisión y... yo tengo la culpa de todo.- me separé de él y lo miré a los ojos.
-Sabes que no soy bueno en cosas como estas.- me confesó.
-Crowley, tengo miedo de lo que haga... No quiero olvidarlo, ni que me olvide a mí, pero me siento tan culpable porque no pueda ver, que prefiero que su vista regrese a verlo tan vulnerable ante esta vida. ¡No sé qué hacer!
-¿Qué tal si tomas una ducha? Te sentirás mejor.
-Está bien.- asentí y limpié mi cara.
Estuve media hora bajo el agua caliente, sentía que me necesitaba despojar de todo el peso que sentía. Pensé las cosas con más calma una vez que el agua recorrió mi cuerpo. No debía de importarme la decisión que tomara Castiel, si era lo que él quería, lo respetaría por mucho que me doliera. Bueno, pensarlo era sencillo, pero si él me encontrara ahora mismo, no sabría cómo reaccionar. ¿Lo recordaría? ¿O él a mí? ¿Me vería? ¿Acaso recuerda cómo era mi cara siglos atrás? ¿Aceptaría vivir como hasta ahora por estar conmigo?
Eran tantas preguntas sin respuesta hasta que él eligiera nuestro destino. La espera se haría cada vez más tediosa, no importaba lo que hiciera. Salí del baño con el cabello mojado y envuelta en una toalla. Sentí la triste expresión de mi rostro, lo que hiciera quizás me haría sentir mejor, pero no me animaría. Me senté en el filo de la cama a acomodar mis pensamientos mientras dejaba que el agua que caía por mis hombros se secara con el ambiente.
-Castiel...- su nombre salió de mis labios con un suspiro de añoranza.
Un fuerte ruido me hizo pegar un salto en la cama y ponerme en guardia. Pero, al ver a su causante, solo pude correr a sus brazos y entrelazar su cuerpo con el mío.
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En tus manos confío
FanfictionEste es un fanfic de Supernatural, incluyendo a un personaje ficticio. Al salvar a una chica de unos demonios, Castiel queda accidentalmente ciego sin remedio. Esta chica se siente comprometida con el ángel y le insiste a los Winchesters que la deje...