V

7K 584 19
                                        


Narrador.

Una semana después.

Stiles se encontraba en su habitación.
Fue forzado a tener puesta una camisa de fuerza, para evitar un daño físico grave.

– ¡Ah!, ¡Rrraahh!

Gritaba lo mas que podía.
Y nadie lo atendía, pues a Miguel le prohibieron el paso, por la vez que Stiles lo atacó.

Ese día Miguel había visto a Stiles mucho mejor.
Así que decidió sacarlo de la habitación.

El menor estaba bien en esa ocasión.
Todo normal.

Después de dos horas de estar afuera, Stiles insistió en volver a su habitación.

Miguel contestó que una media hora mas y se iban.

Pero, después de eso, Stiles perdió el control.


Lo que nos lleva a la actualidad.

Noah veía a su ahora anestesiado hijo, postrado en la cama, debido a que empezó a golpearse con la pared.

– Dios...si existes, se que me odias, y no se por que...pero...si que lo haces....

Después de otro rato, escuchó una voz decir.

– Señor Stilinski, necesito que se vaya, ya es hora del tratamiento de Stiles...
– Ah..s-si, claro...

Dijo para acariciar el cabello de su hijo y después irse.

El enfermero vio como se iba el mayor.
Cuando vio que ya no estaba en el pasillo.

– Bien, Stiles...ya es hora de irnos de aquí...

Se estiró y tomó a Stiles como saco de papas y se lo ponía en el hombro, para después salir de ahí.

– Señor Stilinski, ¿que esta haciendo aquí?

Pregunto Miguel.

– Oh, un enfermero me dijo que ya era hora del tratamiento...

Miguel desconcertado comentó.

– Señor Stilinski, Stiles no tiene tratamiento hoy...

Y eso preocupó a Noah.

– ¿Entonces quien se quedó con mi hijo?

Ambos guardaron silencio y Miguel dijo.

– Yo voy por las escaleras, usted vaya por el ascensor...
– De acuerdo..

Ambos fueron corriendo a donde se dijo.

En las escaleras.

– Ya veras Stiles, pronto te curaras...y volverás ha hablar con el resto de nosotros...

Dijo el enfermero sonriendo bajo el cubre bocas.

– Alto señor...

El contrario vio al frente y se encontró con un chico de cabello castaño, algo robusto, moreno.
Era Miguel.

Una vida común para nada comúnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora