XXIII

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Stiles.

Fui abriendo los ojos de a poco.

Me sentía tan cansado.

Para cuando me percaté, estaba en...lo que parece ser mi habitación...

No en la actual, sino en la habitación de la casa en la que me crié.

"¿Que demonios hago aquí?"

Intenté levantarme, pero al jalar un poco mi pierna, sentí que algo la ataba.

Una cadena.

– ¿Que sucede?

Escuché pasos.
Luego...se detuvieron en frente de la puerta de mi habitación.

Estaba temblando.

¿Que sucede aquí?
¿Por qué estoy en casa de papá?
¿Dónde está Theo?

Cuando la puerta se abrió , pude ver a un hombre alto....era Theo.

– T-Theo...

Comencé a temblar, ¿t-todo fue real?

– Hola Stiles, veo que ya despertaste....

Yo no contesté.

– Creo que te preguntas...¿Que hago aquí y que sucedió?, Bueno...te seré honesto, no me gusta tener sexo con gente que no está en sus cinco sentidos...así que sigues siendo virgen... aún...

¿Debería sentirme aliviado o asustado?
¿Acaba de decir "aún"?

El se me acercó.

– Creo que ya supusiste, "¿Por qué estoy en la habitación de la casa de papá?" , Bueno, no quería que la nuestra se pudriera, así que unos amigos la están limpiando, mientras vinimos aquí...
– ...Y...¿Y mi papá?
– ¿Tu papá?, Lo mandé al hospital...como se lo mucho que lo quieres, lo mandé golpear para que estuviera en el hospital y así poder chantajearte...

¿P-Por que hace esto?
¿Q-Que le hice para que me este lastimando así?

– ¿Q-Que te hice para que...m-me hagas esto?
– ¿Tú?, Nada, y es exactamente por eso que te hago esto...

Me toco la mejilla, pero no pude evitar soltar un quejido.

– Parece que esa paliza que te di se quedará por unos días...supongo que sí tocó otra parte de tu cuerpo, te resistiras y yo me voy a enojar y te golpeare , haciendo inevitable que vaya posponiendo esto...

¿P-Por que es así...?, y-yo lo amo...
Intentó sentarme en mi lugar, pero un dolor casi insoportable, invade mi cuerpo, haciendo que me recueste de nuevo.

– Ya viste lo que sucede, estás malherido...y no podrás escapar de mi...

Theo comenzó a tocar mi cabello.
Lo acariciaba.
Me recordó algo.

– ¿D-Donde están Piccaso y Panther?

El rió.

– En un momento los traigo...espera...

Me dio un beso en la frente y salió de cuarto.
Mientras no está, comencé a ver a todo lados, tengo que escapar de aquí.

Para cuando me doy cuenta, Theo regresa, con una caja, algo grande.

– Aquí están...
– ¿Q-Que?
– Tus amiguitos...están aquí...

Su sonrisa no se borraba de su cara, y eso me asustaba.

Me mostró mejor la caja, y luego la destapó, no pude evitar soltar un grito.

– ¡Dios...!

El reía.
Mis lágrimas comenzaron a salir , ellos no se merecían eso, eran solo unos lindos animalitos.

Una vida común para nada comúnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora