Una vida común para nada común

I

Narrador.

– Stiles, levantate, ya es hora de tu medicamento...

Se escuchó de parte de una voz amigable.
Era una voz masculina, que venía de un chico de veinte y tanto años, moreno, castaño y alto, vestía de enfermero.

– No...no quiero...
– Stiles...¿quieres salir de aquí?
– Si...
– Pues toma tu medicamento y sigue el tratamiento...

Stiles se levanta de su cama y se encuentra con el enfermero.

– Gracias...Miguel...
– No hay de que Stiles...

El menor toma el vaso de su medicamento e ingiere todo.

Después de eso, pasaron horas.
Como se acostumbra, lo dejan salir a la sala de estar, para los pacientes, ya que si sale al exterior, empieza a gritar.

Se encontraba sentado en una silla, solo con un juego de hojas en la mesa.
Un lápiz, pluma , goma de borrar y un saca puntas.
Como petición de quienes lo rodeaban, se internó en el psiquiátrico del pueblo.
Y bueno, seguía sus estudios ahí dentro.

– Stiles...

El menor volteó a ver quien le hablaba, y se encontró con Miguel.

– ¿Que sucede?
– Tienes visitas...
– ¿De quien se trata?
– De un chico...esta allá..

Dijo señalando atrás de él.
Stiles se fijo y vio a un chico de rasgos latinos, cabello algo rizado y castaño , vestía como civil.

– No se quien es...
– Pero él dice conocerte..
– ¡Ya dije que no lo conozco!

Gritó enojado y golpeando la mesa.

– Pero...
– ¡Que se largue!

Gritó enojado.

– Bien..yo le digo...
– Por favor...y disculpame..
– No hay problema, te entiendo...

Stiles siguió trabajando con su estudio.

Después de eso, Miguel se quedó con él.
Ambos hablaban con normalidad.

– Ya es hora de ir a dormir Stiles...
– Pero no quiero dormir...
– Stiles, tu padre me dio...
– Ese hombre no es mi padre...

Dijo moviendo una pieza de rompe cabezas.

– ¿Por que lo dices?

Stiles harto miró a Miguel y dijo.

– Por que si fuera mi padre, él no hubiera permitido que me metieran aquí...lo único bueno aquí, es que no tengo que salir al exterior y tu...

Dijo cruzándose de brazos.

– Bien...¿cuanto mas aguantas despierto?
– Una hora mas...por favor...

Dijo cambiando su enojo por una cara de pena.

– Bien, no más...

Dijo riendo y tomando otra pieza del rompe cabezas.

– Gracias...

Durante esa hora, se la pasaron hablando y hablando, riendo, armando varios rompe cabezas.
Y resultó que pasaron mas de dos horas despiertos, hasta que Stiles ya tuvo sueño.

Esa era la rutina de Stiles.
Aunque esa visita era nueva, claro que lo conocía, pero él ni siquiera se molesto en defenderlo.
Era Scott McCall, un chico adolescente, popular, y capitán del equipo de lacross, y un hombre lobo de rango alfa, para Stiles, era su mejor amigo, pero después del Nogitsune, se dejaron de hablar.