Una vida común para nada común

XXII

Narrador.

Ya había pasado una semana después de eso.

Stiles y Theo ya habían vuelto a dar clases en la escuela.

Seguían hablándose.

Alberto se fue de la ciudad, y parecía que ya no volvería.

O al menos eso fue lo que Theo le dijo.

La manada lo ha estado hostigando más de lo normal.
Haciéndolo sentir más inseguro estando solo.

Por lo cual procura nunca estar solo.

Ahora mismo estaba en el mercado, con Theo acompañándolo.

– ¿Cuál prefieres amor?, ¿sabor frambuesa o sabor cereza?

Preguntó el castaño.

– El que quieras, al fin y al cabo lo que hagas, será delicioso...

Dijo el más alto.
Stiles rió y hechó los dos, para seguir empujando el carrito de compras.

– Pronto será tu cumpleaños, ¿Que deseas amor?

Comentó el más bajo, mientras caminaba y observaba los estantes.

– Stiles...tu...¿Me amas?
– Claro que te amo...¿por qué lo dudas?
– Bueno es que...

Fue interrumpido por como una voz conocida de acercaba y decía.

– Stiles, qué bueno verte...

Comentó Derek, Stiles sonrió y dijo.

– ¿Que tal Derek?
– Nada, aquí de compras con Denisse, pero la perdí, ¿la has visto?

Theo estaba que hervía de ira, ese tonto lobo le interrumpió.

– Ah...no, creo que no...¿Y tú Theo?

Theo negó.
Derek lo miró y dijo.

– Bueno, Stiles, Denisse y yo planeamos ir al cine, ¿te gustaría venir?

Stiles sonríe, mira a su novio y comenta.

– Lo siento, pero estaré ocupado en estos días, tal vez la semana entrante...

Derek argumentó que no había problema.

– ¿No quieren ir a cenar el viernes a mi casa?, estará la manada...

Theo miró a Stiles y este dijo.

– Ah...claro, ¿Por qué no?, ¿a qué hora?

Derek sonrió.

– A las siete...no falten, adiós...

El azabache se fue, dejando a la pareja sola.

Después de lo que parecieron horas.

La pareja llegó ala casa.

– ¿Te sientes bien Theo?
– Si, me voy a dormir...

Dicho eso subió las escaleras.
El castaño dudoso acomodó las compras y le preguntó a sus mascotas.

– ¿Que creen que tenga?

Cómo era de esperarse ninguno de los dos le dijo nada.

– Creo que será mejor ir a preguntarle...

Fue hacia las escaleras, pero antes de siquiera comenzar a subirlas, se tropezó.

– ¡Ay!

Miró el objeto con el que se cayó y dijo.