A Daisy, una chica de 16 años, le toca enfrentar con un gran cambio de su vida, se va a mudar a Los Angeles, debe abandonar su vida de Colombiana y aceptar que a pesar de que no le va a ir del todo bien, va a tener que acostumbrarse.
Y sentado en su cama estaba Fausto, como Daisy no entendía nada le preguntó
Daisy: Fausto qué haces acá? Fausto: Es que te quería contar algo Daisy: Si decime Fausto: Que cuando vinieron tus amigas y las conocí, Valen me cayó joya y me pareció muy linda también, entonces no sé creo que me gusta; pero sólo un poco. Además yo me voy en unos días y no sé nunca la voy a ver, así que de todos modos seguro es algo pasajero. Pero te lo quería contar porque no sé capaz que te molestaba. Daisy: Eu pero no tiene nada de malo si gusta, Valen no tiene novio y por ahora no le gusta nadie. Pero igual no trates de convencerte a vos mismo de que no te gusta, porque no tiene sentido, y no hay problema si te gusta. Y lo bueno de que vivas lejos de ella es que al no verla muy seguido, lo más probable es que te deje de gustar. Y no te preocupes, porque a mi no me molesta que te guste una de mis amigas. Fausto: Sí, tenés razón Daisy, gracias prima. Daisy: De nada Fausto, y sabes que me podes contar lo que sea.
*Se abrazan*
Después van a almorzar, en la tarde Daisy se cambia y se va a comprar unas cosas para terminar de preparar el regalo de Toto.
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Compró un par de cosas y cuando terminó volvió a su casa, y preparó solo algunas cosas para el desayuno de Toto. Fede la llamó a cenar y ella fue, cuando terminó se fue a su habitación y se acostó a dormir para poder despertarse bien temprano al otro día.
