A Daisy, una chica de 16 años, le toca enfrentar con un gran cambio de su vida, se va a mudar a Los Angeles, debe abandonar su vida de Colombiana y aceptar que a pesar de que no le va a ir del todo bien, va a tener que acostumbrarse.
Daisy se quedó dormida y a la mañana siguiente cuando se despertó, fue directo hacía la cocina para desayunar esos huevos revueltos que su madre le había prometido hacer. Entró a la cocina y se sentó a esperarla, no pasaron 5 minutos que Sandra llegó y comenzó a cocinar. Cuando terminó de desayunar se fue a bañar, se cambió y salió a caminar por las calles de su barrio. Hizo unas 5 o 6 cuadras y se sentó en un banco a observar las flores y los pajaritos que habían por ahí. Después de un rato, se levantó para volver a su casa. Daisy iba mirando sus pies, y sin darse cuenta se chocó con dos o tres personas, ella solamente pedía perdón y seguía con lo suyo, pero una de esas personas le dijo: - Que raro vos distraída. Daisy sin entender levanta la mirada y era nada más y nada menos que Julián, el chico que había sido su compañero de banco por más de un mes, ya que la señorita de historia, era la peor de todas y nunca se dignaba a cambiarlos de lugar. Julián era un chico arrogante, muy seguro de sí mismo, Daisy no lo soportaba. Ella siguió caminando ya que no quería que Julián le siguiera hablando. Cuando llegó a su casa se puso ropa cómoda y comenzó a ver su serie favorita: "Pretty Little Liars". Hasta que Sandra la interrumpió y le dijo que tenía que ir a ordenar su habitación. Cuando se hicieron las 14:00 llegó Fede y se sentaron a almorzar, al terminar comenzaron a guardar cosas para empezar con la mudanza. Sandra mandó a Mateo y a Daisy a que busquen unas cajas en la biblioteca de la esquina (la secretaria siempre los dejaba usar las cajas en las que venían los libros). Empacaron varias cosas y cuando Daisy miró la hora eran las 17:30, iba a llegar tarde a la heladería. Le aviso a su padre y subió a su habitación para cambiarse y salir rápido, no quería que Chelsee esparara demasiado, o que pensara que ella no iba a ir. Cuando Daisy terminó de cambiarse se tomó unas fotos y salió rápido.
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Le pidió a Fede que la llevará hasta el centro y ella se iría caminando hasta la heladería. Cuando llegaron le agradeció a su padre y se bajó del auto. Camino hasta la heladería y allí se encontró con Chelsee que parece que la estaba esperando hace bastante. Corrió para darle un abrazo muy fuerte, ellas no se veían hace mucho y se extrañaban demasiado. Cuando terminaron entraron y pidieron sus helados. Luego se sentaron en una mesita que había afuera, y comenzaron a hablar: - Tengo que contarte algo importantísimo. Dijo Daisy un poco alterada - Ayyy contame yaaa por favooor. Dijo Chelsee ansiosa por escuchar las noticias que le traía su amiga - Si fuera vos no estaría tan contenta. - Ohh ¿por qué?. Le preguntó Chelsee desilusionada - El mes que viene me mudo a Los Ángeles y me quedó a vivir para siempre, a mi papá lo trasladan desde el trabajo, y allá le va a ir mejor. - ¿¿¿QUÉ??? NOOOOO, NO PUEDE SER, no nos veríamos más. - Si ya sé, es re triste, pero no se puede hacer nada. - NO! Yo tengo que hacer algo para impedirlo. Dijo Chelsee - No se puede hacer nada Chelsee. - Sii, tengo una idea para que no te vayas Daisy!!.
