0|"Prólogo"

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Me encuentro en la misma habitación, el terror entra a mi sistema en cuestión de segundos, siento como el pánico se apodera de mí al oír la puerta, no puedo moverme, no soy capaz de hacerlo, las drogas que me colocan son tan fuertes que soy incapaz de siquiera hablar, de defenderme o siquiera de gritar, nada me lo permite. observo el techo detenidamente esperando que el tormento acabe, pero nunca pasa.

Siento como el aire se vuelve más necesitado y la falta de oxígeno me provoca empezar a toser en busca de aire, y despierto.

Salgo del agua de la tina exaltada y empezó a toser, el aire inunda mis pulmones y jadeó nerviosa.

Cierro los ojos con fuerza y intento contener las lágrimas y lo logró, ya no me permito llorar, sé que no vale la pena, no devolverá el tiempo atrás para impedir que esa puta puerta se abriera no una, ni dos, ni cinco, ni veinte veces, si no un año.

Me tenso por el agua fría que antes era caliente en la tina, mi vista se cae en el techo y observo mis manos, en mi muñeca hay una cicatriz, de dónde estaban las cadenas, es como un brazalete hecho de cicatrices, y eso nunca se irá, esa siempre estará para recordarme que sigo con esas putas cadenas que no me dejan irme, correr, o avanzar.

Suspiró lentamente y salgo de la tina.
Coloco mi toalla y me veo en el espejo, veo esos ojos grises azules que me recuerdan a ella, pero el brillo que los poseía se a ido, y podría jurar lo que se fue junto con ella, tomo el bote de pastillas para la ansiedad y sacó una pastilla, la observó detenidamente, lo tomo de un trago y aprieto la mandíbula, respiro lentamente y me encaminó a la puerta, el pánico se apodera en mi al momento de saber que tengo que abrir la puerta. Mis dedos hormiguean y mi respiración se hace un poco dificultosa, bufo cansada de esto, odio tener pánico de oír las puertas ser abiertas, pero es así, no puedo controlarlo. Inhalo fuertemente y abro la puerta lentamente.

-Ya no te harán daño Sky, ya no- murmuró, aprieto la mandíbula y terminó de abrir la puerta, me quedo estática un momento intentando asimilar que estoy bien, que a pesar de haber estado un año drogada en mi propia habitación y a Merced de mi propio padre, sigo viva, y la seguiré buscando.

Camino hacia el vestidor y me coloco los pantalones negros arriba de la ropa interior negra, colocó una blusa roja y unas botas con tacón, aparte de mi chaqueta de cuero. Tomó una pequeña mochila y colocó todo, cigarrillos, llaves, cartera y celular. Seco mi cabello castaño claro como el de mi madre y lo dejo suelto, colocó crema en mis rostro y me doy un vistazo antes de bajar de mi habitación.

Bajo las escaleras lentamente y sin cuidado. Pero él está ahí, ruedo los ojos y suspiro molesta.

-¿A dónde vas Sky?- Mac, mi hermano mayor, si se pudiera ganar el título, está en el sillón de la entrada, con un vaso de licor en la mano y una mirada de frustración.

-A buscarla, algo que tú no has hecho- escupo con odio, su rostro denota una ira pura, al igual que el mío.

-¡Deja de buscarla!- grita, me tenso al instante en el que se para-¡¿Aparte como carajo la estás buscando!?- muerdo mi labio, no puedo decirle, no debe de saber.

-¡Claro que la seguiré buscando Mac, es mi madre!¡Y no importa como pero te lo juro Mac, que si sigo viva es solo para buscarla!- me acerco a la puerta para salir pero intenta tomarme del brazo, me alejo rápidamente al temor de su tacto-¡Sabes que no me gusta que me toquen!- el aprieta la mandíbula y quiebra el vaso, el sonido es alentador, su mirada se desencaja, cierra los ojos y respira intentado calmarse.

-¿Hasta cuánto tiempo planeas seguir así Sky?¿Crees que a mí no me duele que se aya ido?¿Crees que no me duele lo que te hicieron?¿Hasta cuando me dejaras entrar?¿Hasta cuando seguirás con tus malditos ataques de ansiedad?¿Y hasta cuándo paradas de buscar algo que posiblemente ya no existe?- su tono es cansado, veo como sangre empieza a salir de su mano, aprieto fuerte la mandíbula, lo empujó, y lo empujó, el no pone resistencia.

Tempestad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora