3|"Cortadas"

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Cinco meses atrás

Lo admito, yo también recurrí a eso, me degrade de otra manera, me provoque más dolor para distraer mi mente, la única manera de desquitarme fue esa, provocándome cortés en los brazos, intentando recurrí algo, algo que me grité que sigo viva, y lo hizo.

Cada vez que sentía el escosor de la sangre siendo derramada por mi brazo, una parte de mi recordaba que estaba viva, que la sangre me demostraba que lo estába.

Los cortes me ayudan a callar las voces, se que estoy delirando, sé que las pastillas que me dan son para dejar de sentir, pero es lo último que quiero. No quiero seguir drogada, quiero describir el mundo, quiero conocerlo, vivirlo, pero en vez de eso, no paro.

Me metí con malas personas, lo sé, pero es la única manera en la que la encontraré, apenas y puedo moverme y ya estoy entrenando para pelar, los cortes en mi muñecas cada vez son más grandes, pero hay cierto placer en esos cortés, la idea de ver más sangre me provoca una sensación de rareza, quiero saber qué es ser el depredador, quiero ver a la víctima, no sería. Por una vez, quiero saber qué es sentir el poder, que es luchar sin desquebrajarte.

Evan lo sabe, enloqueció al verme, dijo cosas que nunca pensé que saldrían de su boca y eso, en realidad dolió.

Me desespera causarme más dolor del que ya llevo, pero de cierta manera me conecta con alguna emoción, miedo, asombró, poder, el poder de tener la oportunidad de irme o no, la libertad es algo que en realidad es hermosa, el hecho de no ser la víctima de nadie ahora es algo que me trae tranquilidad, pero los recuerdo nunca me dejan ser feliz cien por ciento, siempre se encargar de plantarme los pies bajo la tierra y apagar esa vela, la de los sueños, cuando pienso en que hacer cuando lo supere, intento planee estudiar algo, pero no tengo ni idea, simplemente no encuentro mi lugar, es como si no tuviera uno en realidad, es como si no quisieran que lo tuviera.

Cuando me permito soñar, los recuerdos apagan esa vela, y la cera me quema.

Por más que intente no pensar en eso, en las noches siempre pasa, al mirar el puto techo siento como si estuviera de nuevo ahí, siento como me tocan, siento como me torturan, como me destrozan.

Por más que intente seguir hay una tristeza grande que me consume, algo que me dice que nada ser igual, que yo no seré igual.

Odio que me llenen de medicinas esperando que no pierda la cebeza, esperando que deje de hacer daño, cuando no puedo olvidar como entraban, al día entraban hasta más de diez hombres, algunos me violaban nada más, otros me golpeaban, y otros solo iban a torturarme, cuando nisiquiera era capaz de gritar.

El daño que causaron es irreversible, lo sé, pero me frustra el saber que no puedo vivir de manera normal, sin miedo a una estúpida puerta o sin miedo al simple tacto.

Después de un mes en el hospital, me dieron de alta, rápidamente me acople a la mis capacidades motoras y a mi habla, en realidad extrañaba moverme, hablar, todos los días me miraba al espejo, con la esperanza que ese brillo especial en mis ojos reviviera, pero cuando paso el tiempo simplemente me resigné a que tal vez, esa parte de mi murió.

Mac está devastado, sé que odia verme así, y yo también lo odio, pero no puedo evitar sentir rencor hacía el.
Aveces pienso en que habría pasado si Mac nunca se hubiera ido, tal vez no mi padre no me habría prostituido.

Me aferró a la esperanza de encontrar a mi madre, solo por eso sigo de pie, rota, pero de pie, me aferró a la ilusión de que si la encuentro, todo estará bien, ella me cuidara, deve de hacerlo.

Dure un mes cortándome, descubrí que para ver sangré correr no tenía que ser la mía, y así poder descargar todo lo que llevo dentro, y eso es peleando.

Mató dos pájaros de un tiró, mi sadomasoquismo y, encontrar a mi madre.

Se que si la encuentro todo estará bien, o al menos, eso quiero creer.

Tempestad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora