1|"Atrás"

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Seis meses atrás.

Todo se pierde, me perdí a mi misma desde que ella se fue, mis esperanzas cada vez son pocas, siento como nada vale la pena, pero ella es mi última esperanza, ver cómo mi mundo se rompe encima de mi, ver como toda tu vida se cae a pedazos y no puedes recoger los pedazos o siquiera evitar que se caigan es horrible, intento y intento avanzar pero es como si una cadena no me lo permitiera.

El daño que las personas te ocasionaron es algo que a veces simplemente no se puede reparar.

¿Cómo puedo ser fuerte? Olvidé cómo serlo.
¿Cómo es vivir sin miedo? Ya no lo recuerdo.
¿Que es la esperanza? Por qué la mía la pisotearon cada vez que se abría esa puerta.

Mis ojos simplemente no los logro reconocer, no logro reconocerme, ya no sé quién soy, es como si la dulce chica que era antes simplemente se fue, murió junto ese año, un año donde lo único que conocí fue el dolor, y es una sensación que no logro sacarla de mi pecho, quiero estar bien, estoy harta del dolor, pero simplemente no sé cómo, me frustra el saber que nada volverá a ser como antes, me frustra el hecho de que hayan arrebatado mi vida en un segundo, me duele verme a los ojos y no saber a quién estoy viendo.

Mis ojos no brillan, ni siquiera las lágrimas hacen que recuperen su color, el azul de mis ojos no se ve electrizante como antes, se ve oscuro, opaco, sin vida....

Mi piel perdió su color, simplemente se ve gris, perdió el tono blanco que tenía, y mis labios perdieron su color carmesí tan único de ellos, no reconozco mi cuerpo, no soy yo.
Estoy en los huesos, mis huesos se notan de forma horrorosa en mi piel, y la cicatriz me atormentan cada vez que las veo, cada vez que observo la cicatriz de dónde estaba una cadena para impedir que me fuera.

Simplemente me observo al espejo y no me reconozco, no puedo hablar, es como si Hubiera olvidado cómo hacerlo.
Apenas y puedo moverme por mi cuenta, quiero hablar, gritar y llorar, pero no puedo hacerlo, es como si siguiera drogada.

El pavor que ocasiona en mi el sonido de una puerta es inmediato, es tan escalofriante que solo hace que quiera desaparecer.

Sé que ya no estoy en peligro, pero lo olvidó, y cada vez que oigo una puerta ser abierta siento que sigo en esa cama, encadenada, drogada y que haga lo que haga, me tocaran, no podré luchar, gritar o siquiera suplicar.

El simple tacto hace que quiera quemarme la piel, hace que quiera arrancarla, algo que el jabón no hace, aunque me bañé por horas, tallando mi piel hasta que sangre, las manos de esos hombres no se borran de mi piel, el dolor que ocasionaron no se va, simplemente no lo hace.

Me mantengo frente al espejo, aprieto mi mandíbula, abro la boca para hablar pero no sale ninguna palabra, aunque lo quiera lo logro hacerlo.

Sigo en el hospital.

E estado dos semanas aquí, dos semanas después de que Mac fuera al lugar que debería llamarse casa, me salvó, después de un año de cautiverio, me salvó.

Los doctores no se explican el por qué aún no puedo hablar, pero temen a que sea un efecto secundario de las drogas que me ponían, estuve a nada de morir por inanición, me mantuvieron entubada dos días intentando salvarme la vida, algo que ya no valoró, es algo tan insignificante para mí que parece erróneo.

No quito la mirada del espejo, no paro de ver mis ojos, esperando, a que ese brillo aparezca.

Siento la mirada confundida de Mac, el intenta hablar conmigo, pero yo no puedo verlo a los ojos sin sentirme sucia, desde que me internaron el no se a ido, no me a dejado desde que me encontró, cosa que agradezco.

Tempestad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora