Capítulo IV

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Forks, 22 de abril de 2006

Que buen día hace. Estiro los brazos y las piernas, he dormido de maravilla. Como un bebe. Hoy es un día nublado, de esos que avecinan que va a caer una gran tormenta, me encantan estos días. Me levanto y me visto. Me pongo un vestido violeta con adornos negros y unas botas negras altas planas. Me dejo el pelo suelto con mis rizos naturales. Me pongo los guantes negros y salgo de la habitacion para ir al salón.

-- Buenos días -digo sonriendo al bajar.

-- Hola cielo -me dice Esme-. Te he preparado el desayuno.

Me acerco y veo un plato con tostadas y mermelada y un vaso con café.

-- Gracias Esme. -le digo con una amplia sonrisa.

Es como estar en el castillo. Me siento y desayuno. Esme se sienta a mi lado y me mira mientras como.

-- ¿Y los demás? -pregunto al ver que no hay nadie.

-- Estan en el instituto, dentro de unos meses se van a graduar -me explica.

-- Vaya, vuelven a repetir el instituto como la otra vez. Que gracia. Me sorprende que no se cansen -le digo.

Ella sonríe.

-- En algo tienen que matar el tiempo -En eso tiene razón.- Tú eres el claro ejemplo. ¿Has acabado de estudiar todas las ramas de la medicina?

-- Pues sí y reconozco que he repetido algunas carreras, han habido muchos descubrimientos nuevos en algunos campos -reconozco con una sonrisa.

Ella rie.

-- Lo ves.

Recoge los platos y los friega a toda velocidad.

-- Sí, tienes razón -me levanto-. Me marcho.

Planeo visitar a varios conocidos aquí y realizar alguna que otra inspección.

-- ¿A dónde? -pregunta intrigada.

-- A volar -respondo.

Me pongo la chaqueta negra y guardo mi teléfono en un bolsillo.

-- Quiero conocer el pueblo y recorrer el bosque. Quiero ver el paisaje des de arriba y relajarme. Lo necesito de veras. Llevo unos días bastante malos.

Yo sé que ella me comprende así que no me extraña que asienta y se despida. Salgo de la casa y cambio mi estado de grabedad para flotar. A medida que nos vamos haciendo más viejos, los Cazadores somos más poderosos. Incluso podemos desarrollar dones que en un principio no teníamos. Uno de los míos es manipular la gravedad de mi cuerpo y de mi alrededor, también puedo controlar las corrientres de aire. De esa manera cuando me pongo en estado de gravedad cero puedo moverme e ir a donde quiera.

Cuando alcanzo una altitud prudente, ya que no quiero que nadie me vea, comienzo a ir de un lado a otro. Sobrevuelo el instituto de Forks y la Reserva La Push. Es un sitio muy bonito y con una playa. Lastima que aún sea pronto para bañarse en esas aguas tan frias. Me quedo suspendida al llegar al bosque, siempre me ha gustado lo mágicos que son estos paisajes.

Desciendo a la velocidad de la luz y me poso suavemente sobre el suelo humedo. Camino tranquilamente, es un lugar muy pacífico. Debería haber venido antes, se respira mucha calma y la verdad es que he tenido muy poca en mi vida. Empiezo a silvar como los pájaros, llega un momento en el que ya no se distingue mi silvido de loss cantos de los animales de lo parecido que son. Después de estar un rato caminando vuelvo a ascender.

Subo cada vez más alto, durante el camino recojo una corriente de aire, que gira a mi alrededor, con oxigeno. Llego al límite de la atmósfera y me giro para ver el paisaje. Es impresionante, por muchas veces que suba tan arriba nunca me acostumbraré a esa belleza. Suerte que mi temperatura es muy alta sino me congelaría. Mi reloj de pulsera pita. Me avisa de que se está haciendo tarde. Jo, justo cuando acabo de llegar.

Holmes "El Angel de la Muerte" [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora