Capítulo VII

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Por la mañana nos encontramos en un claro enorme. Los chicos están en su forma lobuna, no se fían de los Cullen. Jacob al instante se pone al lado de Bella.

La clase de instrucción comenzará enseguida, Jasper me ha vendado los ojos. Quiere que agudice los demás sentidos para que pueda sentir por donde me atacará. Me encuentro en medio del claro, Jasper les está explicando a los metamorfos como matar a neófitos.

-- Los neófitos se guían por el instinto... -dice-. Nunca se sabe porque blanco te atacará, por eso es mejor agudizar todos los sentidos para estar alerta... -sigue-. Y muy importante, no dejéis que os atrapen entre sus brazos o estáis muerto.

Oigo como camina y se posiciona a mi izquierda a unos cincuenta metros. La demostración va a empezar.

Jasper se dirige corriendo hacia mí. Me concentro en todos sus movimientos corporales, el sonido que hace el viento al chocar con su cuerpo... todo. Cuando está a punto de abalanzarse sobre mí me aparto con rapidez. Jasper se da la vuelta para intentar atraparme. No lo consigue. Lo intenta varias veces y nada. Harta de jugar al pilla pilla, le agarro por el cuello en una de las veces que se me avalanza y lo estampo contra el suelo. El lugar se queda en silencio. Me levanto de nuevo y le tiendo la mano, sigo con los ojos tapados. Él la acepta y se pone en pie, me quita la venda y todos los demás se ponen a practicar. Jasper con Alice. Edward y Emmet...

Me quedo sentada en el suelo de espaldas a Jacob y Bella, viendo como lo hacen. Para no ser expertos no se les da nada mal. Pero les falta mucha práctica. Después de estar varias horas entrenando, los lobos les dan un repaso a todos para que se les quede grabado el olor. Por suerte, como me conocen, me libro de ello.

La mañana no pinta divertida, todos están en tensión por lo que pasará dentro de unos días. Jasper, Edward y Carlisle siguen perfeccionando el plan que han preparado. Bella irá con Jake a la montaña para que éste oculte su olor. Luego Edward irá haciendo un recorrido algo enrevesado. Atraerán a los neófitos al claro utilizando el olor de la chica. De esa manera ella estará a salvo mientras nosotros nos encargamos de matar a todos los vampiros.

Todo esto me recuerda a los días de guerras contra los licántropos y los Vulturis.

-- ¿Qué haces aquí sola, pequeña? -dice Emmet rodeándome los hombros con su brazo.

-- Aburriéndome -respondo con una sonrisa-. Esto es una lata, no hay nada más que hacer que esperar. Con las ganas que tengo de hincarle el colmillo a uno de ellos y arrancarle la cabeza.

-- Emmet, ¿te apetece un oso? -le pregunta con cariño Rose.

-- Sí -dice éste, soltándome y agarrando la mano de su mujer.

-- Ah, Meg. Carlisle te espera en su despacho con las bosas de sangre -dice con una sonrisa. ¡Yuju!

-- Vale gracias por decírmelo.

Me levanto y voy al despacho de mi viejo amigo.

-- Carlisle, Rosalie me ha dicho que tienes lo que te pedí.

Ésta sentado en su sillón mirando unos documentos, alza la mirada al oirme entrar y sonríe.

-- Sí, los tengo aquí. Coge una -dice enseñándome una pequeña nevera.

Sonrío y me acerco mientras mis ojos se van volviendo rojos. Siempre me pasa cuando me enfado, excito o necesito sangre.

-- Me imagino que no es como la fresca pero...

-- Tranquilo, está genial, gracias. Te debo una.

-- Todo lo contrario, yo te debo mucho por lo que estás dispuesta a hacer por mi familia. La sangre es una pequeñísima compensación. -dice con una sonrisa.

Holmes "El Angel de la Muerte" [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora