treinta y ocho

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Se pone a hacer el desayuno, yo también lo hago. Comienzo a hacer tortitas y él gofres. Queremos hacer bastante cantidad para que los demás también tengan cuando vuelvan. A la hora de echar la harina se me cae toda encima. El chico me mira y no para de reír, por venganza le echo un poco. Y sin querer comenzamos una guerra de harina. Al cabo de un rato Jonah me para:

-Eva, al final no hemos desayunado. Se nos está haciendo tarde.
-Es verdad. Me ducho, recogemos y hacemos el desayuno en serio.
-Vale, ¿dónde me puedo duchar yo?
-Dos puertas a la derecha de mi cuarto.
-Gracias.
-De nada.

Subo y me dirijo rápidamente a la ducha. Tardo unos escasos minutos y preparo el secador. Media hora después termino, agarro ropa de estar por casa y me hago una coleta bastante alta. Me dirijo a la cocina y me encuentro con Jonah. Le sonrío y comienzo a echar la harina. Esta vez no se me cae. Miro el paquete, a penas queda. Abro el armario y agarro. Al terminar Jonah coge la cantidad que necesita. Un rato después metemos los dulces en el horno. Al momento están hechos. Él agarra un gofre y yo una tortita, luego lo hacemos al revés. Están buenísimos. Nos llenamos muy rápido y sobran bastantes, los demás tienen de sobra. Vamos hacia el sofá y nos sentamos uno al lado del otro. Él me hace una pregunta:

-¿Estás mejor?
-Sí, gracias a ti.
-Bueno, estabas mal por mi culpa.
-Tú no sabías que pasaba.
-Pero te hice llorar.
-Lo que importa es que me has hecho reír.
-No, importa que te hice pasarlo mal.
-Jonah, estoy bien y eso es lo que importa.-digo mientras le abrazo-
-Si tú lo dices.
-Es la verdad, por eso lo digo.
-Gracias.
-Gracias a ti, de verdad.

Le vuelvo a abrazar y Jonah me da un beso en la frente. Miro el reloj, quedan dos horas para que vengan los demás. El chico propone jugar al monopoly mientras yo me río muchísimo:

-¿Qué pasa?
-Es que no te imagino jugando al monopoly.-digo casi al borde de un ataque de risa-
-¿Qué crees que soy?
-Un aburrido.
-¿Segura?
-Sí.
-Pues ya verás como no lo soy.

Salgo corriendo y él detrás mía. Al cabo de unos minutos me agarra y empieza a hacerme cosquillas. Le pido que pare ya que me han salido lágrimas de tanto reír. Finalmente para:

-¿Y bien?¿Dónde está el monopoly?

Aún riendo por la situación y tumbada en el suelo, se lo digo a duras penas. Rápidamente llega con el juego. Me ayuda a levantarme y preparamos todo. Comenzamos a jugar. Los demás llegan y nuestra partida sigue en pie. Me extraño al no ver ni a Zach, ni a Daniel, ni a Eli pero no le doy importancia ya que seguro que tienen una cita. Termino la partida con Jonah y saludo a los chicos. Comemos muy rápido mientras que preguntan como fue la mañana. Al terminar me llega un mensaje:

MADDIE🔥
-Eva, te paso la dirección. Recuerda que hemos quedado en media hora.

Pego un pequeño grito y salgo corriendo a mi cuarto, cosa que extraña a los chicos. Yo cierro la puerta con pestillo y me cambio, algo sencillo pantalones blancos y una sudadera azul marino. Me hago unas trenzas y me calzo mis zapatos blancos también. Me pongo un poco de maquillaje: un pintalabios claro y algo de sombra de ojos. Salgo corriendo de mi cuarto. Los chicos que están fuera me preguntan me que  pasó. Yo me río y le digo que se me olvidó que había quedado. Ellos me miran y se ríen junto a mí. Cojo una mini-mochila y la lleno con lo necesario: algo de dinero, mis llaves, pañuelos, el pintalabios que usé y unos chicles. Antes de irme me despido de los demás y añado que no llegaré tarde. Aviso a Maddie y me voy corriendo. Llego en un cuarto de hora, en la puerta encuentro a la chica sonriente. Nos saludamos y me invita a su piso.

La sonrisa perfecta| Corbyn Besson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora