—¡Ave! —gritó el hombre en la cocina—¡Ave, dame el dinero! —se escuchaba a través del departamento.Dios perdone al constructor, porque las paredes eran delgadas y estaban apunto de derrumbarse.
Ave, corrió por el dinero bajo el colchón para luego meterlo en el frasco de vidrio donde tenía el resto. Con mucha agilidad se apresuró al armario donde había un pedazo de madera suelta en el suelo la cual levantó para esconder su valioso frasco. Justo cuando dejo caer este, el hombre entró a su habitación.
—¡Dame el dinero! —gritó azotando la puerta.
La chica tomó el bate escondido en su armario y lo amenazo con este.
—Sal de mi maldita habitación, Will —pidió levantando el objeto de sus manos.
Aquel hombre llamado Will, había sido su padrastro desde que Ave tenía 10 años, ahora después de 9 años atado a él, podía considerar sus gritos de necesidad por dinero algo ordinario, normal de un martes por la tarde.
—¿Dónde escondiste el dinero, eh? —volvió a preguntar el hombre mientras abría cajón por cajón del mueble de la chica.
—¿Cuál dinero?
—No te quieras hacer la lista conmigo, niña —trató de acercarse pero la chica volvió a levantar del bate—. Necesito el dinero, pequeña Ave.
—¡¿Por qué no consigues un maldito trabajo para que puedas comprar toda tu mierda y así dejas de joderme la vida a mi y mi mamá?!
—Que no se te olvide que tu mamá también ocupa de esa mierda, eh, si ella está tan jodida como yo, pequeña Ave, no nos engañemos.
—Sal de mi cuarto o llamo a la policia.
—Y que encuentren a tu madre en ese estado, si yo pensaba que eras más lista, ¡ja!
—¡Vete de aquí! —volvió a gritar la chica moviendo de un lado a otra el bate para que así Will retrocediera y saliera del cuarto de una vez por todas.
Una vez que el tipo salió, cerró con seguro la puerta y se apoyó en ella, gritó lo que pudo y azotó sus manos contra el piso.
Oh, pero como odiaba a ese tipo.
Era el dueño del departamento, pensaba.
Falta poco, pensaba.
Pues sus ahorros de la vida se encontraba en ese frasco, con el cual se marcharía junto con su madre a un hermoso lugar fuera del alcance de Will, pero no sería difícil, cualquiera que estuviera lejos de él sería suficiente.
Solo unos meses más, pensó.
La chica tomó su chaqueta de mezclilla seguida de su bolso, escuchó como la puerta principal había sido azotada y salió de su habitación.
Pudo observar a su mamá inconsciente en el sofá, por lo que solo se acercó para darle un beso en la frente y taparla con una manta.
Al momento de salir de aquel pobre edificio, a casi nada de derrumbarse, dio con Will entrando al bar de enfrente, donde mataba el tiempo de su miserable vida.
Eran ya las 11 de la noche y Ave se encontraba en su trabajo como cajera en un supermercado de 24 horas abierto. Esa noche, había optado por cenar una paleta de cereza y platicar con su buen amigo Tyler, el guardia de seguridad, mientras que el resto pasaban el rato entre los pasillos.
—No sabría decirte con exactitud, tal vez dos o tres veces al año suelen asaltarnos, con suerte, este año te toca —dijo divertida Ave.
—Madre mía, debí quedarme con mi empleo en Target —soltó un poco de su corbata y negó con la cabeza
—Ay, vamos, no es tan malo, el año pasado me trató de asaltar un tipo con una arma de juguete, no es la gran cosa —contó restándole importancia.
Seguido, se escuchó el abrir de las puertas automáticas provocando un susto por parte de Tyler.
—¡Oh, dios! ¿Será este el fin del hombre araña? —dijo con alta exageración la chica mientras fingía un desmayo sobre la caja registradora.
Un grupo de chicos se hicieron presentes para luego perderse entre los pasillos.
—Tyler, antes de mueras prométeme que seré uno de tus últimos pensamientos.
—¿Por qué tengo que ser yo el que muere?
—Porque alguien tiene que abrir la caja registradora, dah.
Minutos después los chicos pasaron a la caja con varias bolsas de frituras y una que otra botella de alcohol, un tanto fuera de lo común para ser martes, pero era verano así que se hacían excepciones.
—Una caja de cigarros —pidió el chico frente a ella quien no había sido capaz de captar la atención completa de Ave.
—Identificación —pidió Tyler ganándose una mala mirada por parte de Ave—. Oye, yo si quiero hacer bien mi trabajo.
—Son diecisiete con cincuenta.
—Quédate el cambio —dijo el chico tendiendo la paga.
Ave volteó a ver a su amigo abriendo los ojos fingiendo sorpresa, para luego mirar por primera vez a quien se encontraba de frente.
—Mendes —murmuró con cierta confusión por su cabeza.
—Robinson —respondió el chico con una sonrisa, que obviamente no fue correspondida. Shawn abrió la caja de cigarros y tomó unos de estos—¿Aún fumas, cierto? —le dejó el resto de la caja y se fue.
Ave lo vio salir del establecimiento con la boca semi abierta, como si todo hubiese pasado en cámara lenta.
Tanta fue su sorpresa que dudó si había sucedido de verdad.
¿Era Shawn Mendes?
¿Ese Shawn Mendes?
La sangre le heló, su piel se puso china gracias a un escalofrío y juró haber visto un fantasma. Nostálgica la chica permaneció callada, dejando escuchar la música de fondo que claramente era de pésimo gusto.
—No nos asaltaron y aún así te ves como tal.
—¿Hermosa y deslumbrante? —preguntó tratando de retomar los ánimos pero dejándose corta.
—Pálida e ¿impactada? Tal vez.
—Fue mi primer amor... —dijo tomando uno de los cigarros entre sus dedos.
—Vaya.
—Él se fue a la universidad y yo me quedé en el mismo barrio en donde nací, lista para terminar como la gente promedio de este —respondió con un tono amargo tal y como si se lo estuviera recordando así misma.
—¿Hermosa y deslumbrante?
—Drogadicta y con tres hijos.
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¡Oh, amor! ;Shawn Mendes
Fanfiction"-Lo mataste". "-Lo matamos, ¿recuerdas? Juntos en las buenas y en las malas, cariño". Inicio (07/02/19) Final (Inconcluso) #1 en relacióntoxica