El joven Shawn, un universitario de 20 años preparado para todo lo que se viniera encima, si tú llevabas dos pasos, él llevaba cinco por delante. Su físico tan atractivo y esa inteligencia y coqueteo que te atrapaba no era más que un fachada. El era el mismísimo diablo en carne y hueso, y si el no quería no podías escapar de sus garras.
Se acomodó su camisa de vestir negra, se miró al espejo y tensó su mandíbula.
Bajó de las escaleras lentamente, deseando no abrir esa puerta pero lo hizo. Ahí estaba ella, portando un vestido negro, perfecta para la ocasión, su cabello rubio resaltaba y su rostro angelical no hacía nada más que deslumbrar.
—Hola, Shawn —saludó tímidamente la chica saliendo del carro. Su cabello rubio, sus ojos azules, su aroma a vainilla y su cálido beso no eran lo que Shawn quería. Tal vez muchos si, tal vez su madre si, pero el no, solo su parecido lo consolaba.
—Amor, te ves bellísima —halagó el joven a la chica, por su parte ella se sonrojo ligeramente como toda una adolescente enamorada, sin tener idea alguna de lo que se avecinaba.
—¡Oh, Shawn! —exclamó su madre desde la puerta—. No me habías dicho que tenías una novia tan hermosa —la señora Mendes se apresuró a tomar a la chica por un abrazo y encaminarla al comedor.
—Qué te puedo decir madre, tengo un excelente gusto —respondió con arrogancia.
—En especial para las que son altamente similares a Ave —el padre de Shawn hizo presencia bajando por la escaleras principales—¿De pura casualidad no se llama Ave?
—Su nombre es Emma y no es, ni se le parece en lo más mínimo a Ave —dijo Shawn con rudeza en sus palabras causando una tensión entre los familiares.
Mintió sin culpa.
Por supuesto que Shawn había cortejado a la chica solo por el físico que compartía con aquella a quien llamaba el amor de su vida. Hecho que también era falso. Su obsesión por la chica había alcanzado tal punto donde no sabía de lo que era capaz.
—Claro que no, Ave es una chica atascada en su futuro, la rubia en la cocina se ve elegante, inteligente, de porte fino y con metas en la vida, perfecta para ti, perfecta para un heredero.
Shawn rodó los ojos y volvió a acomodar su camisa.
La noche transcurrió siendo tranquila y divertida, excepto para Shawn. Sus padres se empeñaban en hacer resaltar las cualidades de Emma, casi como si quisieran convencerlo de algo, tal parecía que los señores Mendes conocían más a la chica que Shawn.
Emma se sentía un poco abrumada, pero contestaba con suma inteligencia y trataba de ser simpática para sus suegros. Hubo ocasiones en las que trataba de tomar la mano de Shawn para sentirse un poco reconfortada pero después de segundos el la quitaba y le dedicaba una sonrisa. Ella solo quería agradarles.
—Y bien, Emma, aún no nos has dicho que estudias —dijo la madre de Shawn preparada para ser sorprendida.
—Ah, estoy estudiando medicina —contestó la chica recibiendo miradas de satisfacción.
De inmediato todos los familiares en la mesa regresaron a aquella incomoda cena que tuvieron con Ave años atrás.
—Y di nos, Ave, ¿qué piensas hacer con tu vida?
—Después de la escuela trabajaré durante unos años, una vez que junte el dinero necesario compraré un restaurante que una vez perteneció a mi familia, este se encuentra en las afueras de la ciudad, es un lugar tranquilo, en paz, donde quiero pasar lo que me resta en este mundo —contestó la chica para luego seguir comiendo sin tomarle tanta importancia.
Ambos padres compartieron miradas, sin estar totalmente satisfechos de su respuesta.
—¿No piensas ir a la universidad? —preguntó el señor Mendes.
—Oh, no, no cuento con el dinero suficiente, y la beca solo paga parte de ella.
—Existen préstamos universitarios.
—Lo se —se apresuró a decir—. No pude aplicar para ellos —comentó con tristeza.
—Entonces no tienes un futuro asegurado, no creo que alguien te llegue a contratar con tan poca preparación y mucho menos si no te encuentras estudiando para una carrera, ¿en qué clase de mundo naciste, niña? —dijo la madre de Shawn sin cuidado con sus palabras.
—Karen, por favor, no seas imprudente —regaño su esposo.
—Pero si yo solo estoy diciendo la verdad...
—Nadie tiene un futuro asegurado, madre.
—Por eso digo que se deben de preparar, a menos que Ave quiera terminar como su madre.
Ave levantó la mirada de golpe.
—Usted no tiene derecho a hablar de mi madre sin conocerla —dijo la chica enojada.
—Conozco lo suficiente de tu familia como para saber que no me quiero relacionar con ella.
—Yo no soy como usted piensa, usted no me conoce —contraatacó la chica.
—Por algo es la cena de hoy —intervino su padre.
—Los Robinson nunca han sido buenos para la comunidad —volvió a atacar la señora Mendes.
—Madre, basta.
—Solo estoy diciendo la verdad, Shawnie.
—¡Es suficiente! —sentenció Shawn parándose bruscamente de la mesa, sus movimientos causaron la caída de una copa así manchando el mantel blanco que adornaba el gran comedor, el color rojizo se esparció en poco tiempo, en los brazos del chico se resaltaban sus venas y no se diga de su rostro, enojo y furia de sobra.
Todos compartieron la misma expresión de sorpresa.
—Shawn, siéntate —demandó su padre.
—No, he dicho que hemos terminado, buenas noches.
—Lo lamento, fue un error venir esta noche —dijo Ave parándose de la misma forma para luego dejar caer su servilleta en la mesa. Shawn tomó de su mano y la jaló a la salida.
La mano sobre el brazo de la chica aplicaba mucha presión, presión que había provocado su enojo y que ahora causaba dolor. Ambos chicos se marcharon de la propiedad Mendes dejando así a sus padres solos en la mesa.
—Por qué nunca aprendes a callarte, Karen.
—¡Hice lo que tenía que hacer! Esa chica no es buena para nuestro hijo.
En cambio, Emma lo era. Era perfecta. Venía de una familia prestigiada que se desarrollaba en las distintas ramas de medicina y era conocida entre uno de los círculos sociales más prestigiados del país. Superaban sus expectativas, cosa que no sucedía con mucha frecuencia.
Aquella noche, los padres de Shawn terminaron profundamente enamorados de la chica. Pensaban que esa era su salida, que la luz de la rendición había hecho presencia, pero estaban equivocados, ella ni nadie podía acabar con ellos.
La obsesión de Shawn por Ave se había vuelto un sentimiento, un sentimiento tan profundo que era imposible de desprender. Ni con la chica más bella, ni con la amenaza más sangrienta.
Ave era su obsesión.
Por cierto, quiero agradecerles por todos sus votos y comentarios, de verdad disfruto de leerlos. Espero que les esté gustando la novela tanto como yo disfruto el escribirla. ❣️
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¡Oh, amor! ;Shawn Mendes
Fiksi Penggemar"-Lo mataste". "-Lo matamos, ¿recuerdas? Juntos en las buenas y en las malas, cariño". Inicio (07/02/19) Final (Inconcluso) #1 en relacióntoxica