Capítulo 15 - Little White Lies

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El vulnerable silencio de mi habitación fue interrumpido. ¿Quién en su sano juicio manda mensaje a estas horas?

Mi torpe mano trataba de encontrar el aparato sobre él buro. La penumbra no me dejaba observar nada. Me levante vuelta loca buscándolo, era mi vida... me asuste al no encontrarlo.

Lo halle debajo de mis almohadas. ¡Estaba a salvo!

~¡Buenas noches! Descansa~

¡Qué descaro el de él!, me mandaba mensaje como si lo ocurrido se lo hubiera llevado el viento. Fueron más que palabras... ¡Fueron HECHOS!

Funcionaria con las demás pero conmigo... lo contrario.

Por más que haya sido una estúpida broma de él y su queridísima prima, no le da el derecho de actuar como si nada. Era un mentiroso, uno de los grandes.

Me sobrepasaba.

Era de suponer que Suzanne le hizo saber que ya conocía la verdad, ¿Pero esto?

Idiota.

"¡Contéstale! Desquita esta furia" Estaba encolerizada.

¿Era una buena idea contestarle? Un completo dilema... temía hacerlo pero sin duda no me quería guardar este coraje. No arruinaría lo que me quedaba de esta madrugada fría.

~¿No tienes una prima a la que debas estar acosando? Idiota~ excesivamente tarde, mi dedo ya había pulsado la selección de *enviar* como para ahora arrepentirme.

~No. Ya sabes lo de la broma así que prefiero hacerlo contigo~ la respuesta llego en menos de un minuto.

Max no tenía idea sobre que era la vergüenza, este era un ejemplo evidente. Sabia de su error y ni siquiera una disculpa podía ceder.

~Lo siento, demasiado tarde conmigo. No tienes remedio... ¡Un idiota, cerdo, sexópata... estúpido mentiroso!~  remití el mensaje a falta de ocurrencia de insultos. Fue impulso y estaba segura que no debí escribir lo último pero desgraciadamente era su verdad. Alguien debía señalársela, aunque indudablemente la tenía muy clara.

Me asome a través de las cortinas del ventanal. Unos cuantos autos estacionados sobre el boulevard, ninguna alma vagando por la calle, lógicamente estarían descansando o durmiendo en sus hogares  mientras mi páncreas reventaba haciéndose añicos por el enojo por causa de un ruloso de encantadores ojos verdes.

Lo mentiroso e imbécil no le quitaba lo guapo y sexy. Admitámoslo.

Regresaba a mi cama, no llegaba respuesta... prácticamente había ganado. No obstante lo peor no había sucedido... una llamada entrante.

Omitía la idea de contestar, estaba completamente equivocado si creía que correspondería, por mucho que aún me guste no tiene el privilegio de hacerme sufrir... de nuevo, con su voz grave que eriza cada rincón de mi cuerpo. No fue una, sino dos humillaciones al menos para mí. Las fotografías y su supuesta noviecita que término siendo su pariente. Genuino.

Su insistencia continúo un par de veces más, conociéndolo un poco sabía que rendirse no estaba en su vocabulario, sin embargo no eliminaba las esperanzas que lo hiciera.  No cedería.

"¿Con que estúpido nos metiste? ¡Te lo dije! No caigas, pero qué... Darissa decayó y una vez más concluyo mal, ¡PEOR!... El cambio sigue pero con él será difícil, te conozco... ¡Provoca algo en ti! Prácticamente te tiene, ¡Nos tiene!"

~¡Contesta Darissa! Tenemos que hablar~ daba órdenes como si poseyera dominio sobre mí. ¡Otra razón para odiarlo! Quería tenerlo a mi lado para romperle su cuello. Nada trágico

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