Capítulo 19 - Towers

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Se los acabaría, los brownies desaparecieron por arte de magia, ¿El culpable? Una rubia con apetito feroz.

—Danill, deja algo para después— regañe a la chica que tenía llena la boca de brownies chocolatados.

—Te compraré más— replico aun comiendo.

—¡Eso espero!

Danielle bebió de su leche tibia e introdujo un bocado más.

—Sabes, ¡Estoy Feliz!— declaro acomodando una coleta en su cabellera, entrecerré los ojos y ella continuo -¡Muy feliz!

—Es obvio, señorita Henderson— se sonrojo una vez más, tapo su cara con el cojín verde del sofá.

—Aparte. ¡Por ti!— una línea se dibujó en mi rostro, una sonrisa —es fenomenal, maravilloso Darissa. Max y tú, es un gran paso, haz cerrado el ciclo de Jake...— callo de inmediato.

No debía, no debió de tocar ese tema.

El tiempo se detuvo, ese nombre lo provocaba.

Trague, pero el nudo en mi garganta no se desvaneció.

¿Acaso aún me importaba, aun dolía? "Por supuesto que sí"

—¡Lo siento!— mi amiga bajo la mirada. Demasiado tarde, lo dijo... el cruel recuerdo lo había traído al presente y no en el mejor momento —Darissa... yo lo siento... no lo quise decir.

—No importa— el nudo seguía intacto, proclamando el sentimiento que según yo había muerto desde aquel día, el día donde algo se había roto.

Me dedico una mirada de disculpa y fruncí los hombros restándole importancia.

Era todo lo contrario, aun significada algo para mí, es obvio por todos los sentimientos a flote que estoy sintiendo por cada recuerdo que llega a mi mente.

El comienzo prometedor. Cada risa, cada tiempo compartido, cada travesura, la adrenalina que corría por mi sistema; porque sabía que estar con él era un peligro, no por las acciones sino por su actitud. Cada te quiero, cada mentira, cada sentimiento actuado. Éramos una costumbre más que algo en concreto.

¿Miedo a sentirnos solos? No,  pero quería... queríamos una distracción. Éramos un capricho.

Una distracción, de la cual estaba segura, al menos yo, que no llegaría a algo más que eso, una simple distracción. Un gusto para matar tiempo, espacios vacíos, sin compromisos... sin sentimientos.

Ese fue el acuerdo que ambos declaramos. El juego transcurrió y emociones se sembraron... en ambos, pero haciéndome perder a mí.


|Flashback|

Su mirada perdida en algún punto del camino. Ya nada era igual, con él nada lo era.

Su sonrisa retorcida era de poco fiar pero no me interesaba, su actitud y la mía eran semejantes, mucho más de lo que debería.

Tanto en común que desde un principio, cualquier persona, la más extraña a nosotros podría predecir qué tan mal podía acabar esto, tarde o temprano. Esa fue la cuestión.

—Hola— camine hasta él y me recibió con un beso. Un beso insípido, estaba acostumbrándome a ellos.

Esto ya lo habíamos pasado, más veces de las necesarias. Cada dos o tres semanas. Estaba segura que proseguía de este inexpresivo saludo.

Nos derrumbaríamos para que después de unos días nos construyéramos uno al otro, como imponentes pero pequeñas torres.

Todo pudo ser nuestro.

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