Capítulo 22 - Fire Starter

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Lleve mis manos hasta su rostro y delinee su contorno, por inercia cerro los ojos.

Mis dedos trazaron el contorno de sus ojos. Sonreí al recordar que nunca ha amado las oscuras manchas debajo de ellos o las arrugas cuando sonríe yo las amo.

¿Qué no amo de ella? Nada

Bese su frente, una hermosa y sincera sonrisa se dibujó en ella.

—Darissa, se de tu problema y no tienes por qué temer— se relajó pero la sonrisa desapareció bajando su mirada.

Acuñe su rostro y lo eleve hasta que nuestras miradas se encontraron. Su fragilidad estrujaba mi corazón.

Prefería ver a la retadora Darissa. Prefería que estuviera a la defensiva casi al punto de pelearnos, donde yo siempre cedía en comparación con verla en este estado.

Somos humanos. Sentimos.

—Sé que nunca te gusto tu estomago o tus piernas— dije soltando un suspiro —pero yo los amo.

Sus ojos se volvieron a cerrar, haciéndose creer que era una mentira. No lo era, no le mentiría con eso. Nunca.

Porque me gusta, cada parte de ella. Desde lo más insignificante.

Recuerdo cuando la traje por primera vez a casa. Estaba inconsciente y yo en estado paranoico por no saber ni mierdas de lo que sucedía.

La angustia corría por mis venas. Después de recostarla y correr a mi entrometida hermana jurándole que no me atrevería a nada con Darissa por la noche, la observe una y mil veces. Velando sus sueños.

Ella comenzó a hablar entre sueños justo en el momento que comenzaba a dormirme.

No podía entender que decía entre oración y oración, sin duda, todas esas conversaciones serán secretos aunque no tengan sentido alguno para mí

—Yo los amo... te amo— apretó los labios, su mirada revelaba temor como buscando una salida.

—Yo...— titubeo y la calle colocando mi dedo sobre su boca negando con la cabeza.

—Lo dirás cuando lo sientas. Sabes, son demasiadas cosas que nos hacen débiles ante nosotros mismos, todos las tenemos— nuevamente bese su frente y continúe —pero sabes, son pequeñas cosas las he notado en ti, como cuando huiste de Jade y de su cámara, al momento que te iba a entrevistar para el diario escolar. Saliste corriendo porque odias el sonido de tu voz en ellos videos— reí levemente y Darissa perfilo un tenue sonríe de lado.

—O cuando luchas con tus viejos jeans para entrar en ellos— una leve carcajada soltó y sus lágrimas estaban por secarse.

Salimos del cuarto de baño y la conduje hasta la cama. Se recostó y la cubrí con el edredón depositando un beso en su sien.

Cerro los ojos aferrando el edredón entre sus manos mientras yo me acosté detrás de ella después de apagar la luz.

Su cuerpo se relajó para caer en un profundo sueño.

Pase mi mano izquierda sobre su cuerpo, abrazándola, protegiéndola.

—¡No te dejare! No importe lo que suceda, estaré siempre aquí, para ti— susurre mi promesa, y aunque estaba seguro que no la escucho, yo la cumpliría.

——-

Tres semanas, tres semanas sola y apartada. No sé qué ha pasado en la vida de los demás.

Tengo tanto en la cabeza, tanto por hacer y el tiempo se escurre entre las manecillas

No he dormido en tres semanas. Cuando logro conciliar el sueño, un millón de ideas y cosas por hacer me obligan a levantarme y hacerlas en ese preciso momento.

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