Este capítulo está dedicado a Daniela Tovar y sus preciosos fanarts, me has hecho el año entero (no me quejaré de tus ships mientras no incluyan gatos y humanos, Jesus Christ).
¡Gracias!El italiano acercó el vaso desechable a sus labios, sorbiendo ruidosamente la oscura y aromática bebida.
Ese era su onceavo café del día (créanme, conté cada uno de ellos) y definitivamente el único alimento que descansaba dentro de su resentido estómago.
Sus ojos se movían hábilmente por las letras de un artículo digital, se había ido a la esquina más apartada de la cafetería para que nadie viera los jodídamente grandes lentes que se había tenido que estampar en la cabeza para poder leer.
¿De qué era el artículo, podrían preguntar?
Bueno, era tan sólo otro periodista bastardo y mentiroso que decía que los gatos no tienen la capacidad, los músculos ni los dientes que se necesitan para poder hablar como humanos.
"Cuerdas vocales y habilidades neurológicas mi trasero".
El muchacho leía con ímpetu, tragando cada enunciado que afirmaba que los felinos no pueden hablar sabiendo que lo esperaban en casa con sus comentarios sarcásticos y humor hiriente.
"¿Maullidos, chillidos y siseos? ¿Qué me dicen de canciones de musicales? Anhura no ha dejado de cantar desde que se dio cuenta de que dónde venía su nombre".
— ¡Hey, Alessandro! — una mujer de maquillaje costoso lo llamó, haciéndolo saltar y arrebatarse las gafas del rostro rápidamente.
— Tú de verdad quieres que de despidan, ¿verdad? ¿Qué demonios haces ahí? — Fiorella lo regañó, haciendo que el joven guardara el teléfono y se acercara hacia ella con la cabeza gacha.
Su compañera lo miró con desaprobación.
— Ándale, ve y lleva estas malteadas a la mesa tres, llevan esperando casi quince minutos — le indicó, recargándose en la barra y observando su propio celular.
Alessandro se mordió la mejilla y transportó las bebidas azucaradas al par de chicas junto a la ventana; ni siquiera podía recordar la última vez que Fiorella había atendido una mesa.
— ¡Alessandro, ven, corre! — un joven chico que negaba a cortarse su largo cabello castaño lo llamó desde otra mesa, luciendo extremadamente entusiasmado.
Isaac había estado insistiendo tanto con esto de los gatos que hasta quiso acompañarlo al trabajo; llevaba ahí más de dos horas y tenía frente a él libros, revistas y plumas desparramadas desastrosamente.
— ¿Qué pasa? — el italiano se acercó, mirando hacia el mostrador para asegurarse que Fiorella no lo viera "holgazaneando".
Su mejor amigo le enseñó la pantalla de su celular con emoción, ignorando el hecho de que el pobre Alessandro no alcanzaba a ver nada.
— ¿Lo ves? ¡Yo lo sabía! ¡Sabía que no eras el único!
Las cejas del extranjero se juntaron, y dedicándole una mirada de confusión a su amigo tomó el aparato en sus manos.
Lo acercó lo suficiente a su rostro como para ver que se encontraba en una de las ramas de Reddit: la red anónima favorita de ese chico que pasaba sus tardes conspirando y bebiendo bebidas veganas.
El nombre de la página parecía estar en otro idioma:
"R/DieKatzenReden".
— En este subreddit están cuatro personas además de nosotros — el emocionado Isaac explicó. Alessandro se sentó a su lado, olvidándose por completo de que estaba trabajando.
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Cat-a-clysm
Teen Fiction¿Qué les está sucediendo a los gatos? Oliver, la mascota de Alessandro, ha comenzado a hablar. De la noche a la mañana, así como así y con ganas de decir todo lo que no ha dicho en sus cinco años de vida gatuna. Después de él lo hizo Anhura, luego N...